Diario de León

BALONMANO | LIGA ASOBAL

El Ademar le muestra al Pucela quién manda en León (27-22)

-Saeid marca la diferencia en portería para decantar un derbi intenso que resucita a los leoneses

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Tocaba ganar sí, no había otra, ante el mejor Atlético Valladolid del último lustro y con los mil y un problemas locales siempre rondando el ambiente. Y el Ademar mostró, seguramente, su mejor versión de toda la temporada (27-22) con Saeid iluminado, Juan Castro en modo Juan Castro y una defensa colectiva digna de otros tiempos. 

Derbi de necesidades para un Ademar que debía cortar la hemorragia de tres derrotas consecutivas ante un Valladolid en su mejor momento de los últimos años. Saeid comenzó enchufado, como en los últimos encuentros y eso le dio pronto confianza a la defensa, que quiso marcar territorio. El portero iraní se las sabe todas y forzó una exclusión que compensaba la anterior a Juan Castro (3-1, minuto 7). Las dos zagas se sabían la lección al dedillo y ninguna estaba dispuesta a saltarse una coma. Pisonero lo advirtió en la previa, si dejas correr al Ademar te penaliza como pocos en esta Liga, por eso prefirió bordear las exclusiones a dejar muchas contras.

Eso sí en ataque los de Gordo, que cumplía su sanción en la grada, se precipitaron en algunos lanzamientos. Pero Saeid estaba iluminado y ese acierto bajo palos permitiría la primera gran máxima del partido (7-3, minuto 15) y el consiguiente tiempo muerto del técnico del Pucela.

Mala entrada de Popovic al duelo en el 17, con exclusión instantánea, pero sin él tampoco había fisuras gracias al enorme trabajo de Milosavljevic, Santista y Oliveira. Aunque quien marcó diferencias en este primer acto fue Casqueiro, que está dando un paso de gigante también en la parte anotadora. Él y Juan Castro, siempre Juan Castro, descosieron el plan de Pisonero con cabeza y velocidad. Sí, es cierto, si Ademar contragolpea resulta temible y al paso por el 21 el marcador era de 12-6 para los leoneses.

La segunda unidad marista no mantuvo el nivel y Luis Puertas paró el derbi tras un +3 de parcial para el Valladolid. Nadie dijo que fuera a ser tarea fácil y el público echó el resto cuando más falta hacía. A cuatro para el descanso Milosavljevic se fue al banquillo cojeando y Rodrigo, sacrificado en el lateral, excluído. Suerte que la sociedad ilimitada del capitán marista con Adri, así como Saeid, mantuvieron al Ademar con una clara ventaja (16-9).

El Ademar olía sangre, pero ojo que este Valladolid no está peleando por la Copa de España de casualidad. Quizá adolece de grandes referentes, lo que les da el plus es el bloque. Por eso empezar el segundo tiempo con la misma tensión se antojaba clave para amarrar los dos puntos (18-12, minuto 35).

Los ademaristas no cayeron en la trampa, aguantaron la dureza del Valladolid en sus acciones defensivas y obligaron a su rival a rozar el pasivo en una buena parte de sus ataques. 

El Valladolid, visto que el plan de partido del Ademar no flaqueaba incluso sin apenas tiro exterior ni aportación de los laterales -salvo alguna aparición de Oliveira-, comenzó a dejarse llevar, a cometer demasiados errores, pérdidas y tiros forzados. Pisonero cambió su defensa a un 5-1 que trataba de dificultar las cosas a Juan Castro, pesadilla pucelana desde la dirección de juego. Le funcionó a medias, porque los problemas se le iban acumulando (21-15, minuto 42).

Sin embargo, el Valladolid, sin grandes alardes y mucho oficio se fue metiendo en el derbi. El cambio de sistema defensivo daba ahora sí resultado y lo que antes eran lanzamientos fluidos del Ademar ahora se tornaron harto complicados (23-19, minuto 51).

Iba a ser un tramo final más duro de lo que se atisbaba tan solo unos minutos antes. Con Castro anulado, el ataque marista desapareció. Apretaba el Palacio, que se temía lo peor (23-20). El capitán falló un penalti y el corazón se le puso en un puño a la parroquia local. Pero Santista, tras una jugada eterna, alivió la tensión por momentos. Qué locura de encuentro (24-20, minuto 55). Saeid, sobresaliente, detuvo la siguiente acción desde el extremo y Carlitos Álvarez desataba los aplausos con un gol de vaselina. El derbi era leonés sí, se cortó la crisis y ya se sabe... El grito tenía que llegar tarde o temprano y el Palacio saltó al ritmo de pucelano el que no... En León manda el Ademar.

 

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