Diario de León

Atlético de Madrid 2 Betis 1 Los de Simeone dominan en el primer tiempo, pero sufrieron más de la cuenta para amarrar el triunfo

El Atlético salva los muebles

El delantero Álvaro Morata celebra con su compañero, Pablo Barrios, su gol ante el Betis. D. GONZÁLEZ

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iñaki dufour
León

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FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

Derrotado en Milán, insustancial en Almería, desbordado en Bilbao, dentro de la secuencia de tres viajes seguidos que lo alejó de sí mismo, el Atlético de Madrid reencontró la victoria en su estadio, en el Metropolitano, en el refugio de su temporada y sus aspiraciones, sostenido en la cuarta plaza entre una cantidad inusual de ocasiones falladas, dos goles a favor y el sufrimiento de todo el segundo tiempo (2-1). Su ejercicio irrebatible del primer tiempo se transformó en el padecimiento de la segunda parte, agravado aún más por el 2-1 de William Carvalho y aligerado por una parada crucial de Jan Oblak a Guido Rodríguez, porque antes se estrelló contra su propia ineficacia.

El Atlético debió sentenciar en el primer tiempo. Porque, entonces, cuando es intenso, cuando juega en campo contrario, cuando acepta el vértigo de los ataques, cuando presiona con determinación, cuando gana los duelos, su dimensión como equipo es indiscutible, muy por encima de cada uno de sus recientes compromisos como visitante, rebajado del peso de la decepción en parte por su imponente figura local durante todo el curso y más allá.

Cierto que el 1-0 fue de rebote (en propia puerta de Pezzella, cuando Bellerín estrelló su despeje contra él, Rui Silva no pudo interceptarlo y el poste terminó de introducirlo en la portería verdiblanca), tanto como que no fue ninguna casualidad. Ni en su origen, la pérdida de Bellerín provocada por una buena presión, ni en su finalización, por el pase de Memphis. Inducido por el acecho de sus rivales, el Betis falló demasiado en esa destreza en el primer acto, superviviente porque el Atlético añora la pegada de hace unos meses, cuando prácticamente todo lo que remataba era gol, cuando batió los registros goleadores de toda la era Diego Simeone, cuando se sentía con una fuerza descomunal en sus ocasiones. Morata falló un penalti. Revisado en el VAR inicialmente un posible fuera de juego, el árbitro, Soto Grado, señaló la pena máxima. Ocho partidos sin marcar, el delantero madrileño tomó el balón, lo colocó, lo lanzó con la derecha y lamentó la parada del portero verdiblanco, primero con el pie, después con la mano, con la que frustró su lanzamiento. No se quedó ahí. Le cayó el rechace, que estrelló contra el cuerpo del guardameta, como también hizo ya en la tercera oportunidad que le brindó el penalti. Ni con la derecha ni con la izquierda. Fue luego de cabeza, ya al borde del descanso, cuando el goleador español reencontró el bien más preciado sobre el campo para un delantero: Rui Silva despejó el tiro de De Paul, en un evidente bajón, pero fue batido por el cabezazo a placer de Morata.

En la segunda parte el Atlético se complicó la vida. Avisó Willian José con un testarazo centrado. Y marcó el 2-1, ya en el minuto 62, William Carvalho. Un golazo. Una bonita parábola desde fuera del área a la escuadra, a la que no alcanzó Oblak. Mérito del goleador. Y demérito del Atlético. Porque todo surgió de una perdida inapropiada en la salida del balón. Y porque ya había optado por la relajación más que por la presión. Fue el Atlético quien dio vida al Betis. Por todas las ocasiones que había fallado antes, aún contó una más de Hermoso con el 2-0, y por la concesión de tanto terreno y tanta posesión, pero no hubo empate.

Muchas dudas

Las concesiones del Atlético hicieron que el Betis se lanzara a por el empate en el tramo final
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