Cañas y sedales entre lluvia, frío... y pocas truchas

PESCA

La temporada de pesca en los ríos de León inició su andadura que a lo largo de casi siete meses poblará los márgenes de los ríos y también zonas de su interior de aficionados. Hasta el 31 de julio en los ríos no regulados o de montaña salvo las excepciones que marca la normativa o el 15 de octubre en los regulados.

Se espera una buena campaña, más bien notable. Los últimos años ha sido así y en este todo apunta a que si algo varía, será a mejor.

Eso sí, los primeros días y en especial el de la jornada inaugurar el pasado 30 de marzo no van a ser en nada favorables. La climatología manda y esta ha llegado con argumentos que en nada posibilitan escenarios proclives para la pesca como lo serán dentro de unas semanas. Lluvia y caudales altos con aguas turbias, frío y viento. Condicionantes que en nada casan con una buena jornada pero que aún así no han impedido que los más madrugadores hicieran acto de presencia con sus cañas para intentar matar el gusanillo en muchos casos a más de cinco meses de espera.

Con los ríos de montaña aún ‘vetados’ por las condiciones de sus caudales salvo para aquellos más arriesgados que quisieron probar su pericia, los regulados coparon las preferencias en ese primer día y los siguientes de un fin de semana de Resurrección que levantó el telón a tantas jornadas de pesca en los más de 2.000 kilómetros de masas de agua existentes en la provincia leonesa.

Ríos como el Sil, el Órbigo, el Porma a la altura de Boñar y por encima del pantano, el Duerna, el Tuerto y el Eria fueron los principales lugares elegidos por los pescadores para probar sus primeras sensaciones. Y con la lluvia como acompañante.

Pero más vale maña y experiencia y esos condicionantes en contra llevaron a hacer gala de imaginación para aprovechar las zonas más favorables en las que lanzar el sedal con el anzuelo.

Las truchas, las reinas de los ríos en León, tampoco hicieron mucho acto de presencia. Las condiciones de los ríos las llevaron a evitar prodigarse, lo que llevó a que buena parte de los pescadores se fueran a casa sin ninguna pieza mientras que los más afortunados se cobraban alguna. Lo bueno fue su tamaño, bastante destacado lo que augura una temporada bastante ilusionante. Pero para ello habrá que esperar a algunas semanas más, bien entrada ya la primavera, que lleve a unos caudales menos elevados (las lluvias y los posibles desembalses lo van a impedir en estas fechas) y unas aguas más templadas.

Tiempo hay por delante para que tanto los aficionados leoneses como los cada vez más numerosos que acuden de otras provincias puedan disfrutar de la pesca.