Diario de León

Balonmano | Copa del Rey

El Ademar se la pega en Cangas y dice adiós a la Copa del Rey (29-26)

Rodrigo Pérez, en una acción del partido ante Cangas.

Rodrigo Pérez, en una acción del partido ante Cangas.G. SANTOS

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Adiós a la Copa del Rey y, salvo sorpresa, a la posibilidad de regresar a competición europea la próxima temporada (29-26). El Abanca Ademar volvió a caer ante Cangas —como ya le ocurrió en Liga hace un par de jornadas— y esta vez en un partido intenso, con protagonismo absoluto de los porteros de ambos equipos y eso sí, mayor saber estar de los de Moyano en los minutos decisivos. Y eso que los de Gordo se metieron en la eliminatoria a tiempo con un parcial de +5 auspiciado por Álvaro Pérez desde la portería. Pero los leoneses no defendieron como lo hacen en su Palacio y cometieron demasiados errores de los que penalizan.

Intensidad, eso es lo que pedía Gordo desde el minuto uno y eso es lo que mostraron ambos equipos, conscientes de que la batalla era a vida o muerte. Cangas salió a morder y Ademar, que no se quedó atrás, sí que vio cómo los gallegos desmontaban su defensa con bastante facilidad, sobre todo en los extremos, porque Popovic y Alberto Martín mantuvieron la línea habitual del Palacio. Darío Sanz, que fue de los mejores ante Huesca, imitó esa salida sobresaliente en O Gatañal, disimulando las lagunas arriba (6-6, minuto 11). Sin embargo, Gordo ajustó poco a poco sus piezas y el nivel de los leoneses comenzó a subir.

Pero la portería comenzó a marcar las diferencias, en este caso, a favor de los locales. Fernández estaba inspirado y Cangas ganó en confianza. Todo lo contrario que el Ademar, con muchas pérdidas y desconcentración. Una pérdida de Wasiak provocó el 11-8 y el consiguiente tiempo muerto de Dani Gordo. Primera medida; cambio bajo palos con Álvaro Pérez saliendo a escena. Carlos Álvarez, desaparecido hasta ese momento, metió de nuevo a los leoneses en el encuentro. Era un toma y daca, un intercambio de golpes que ni Moyano ni el de Pucela acertaban a reconducir.

Ademar no estaba cómodo. Forzó una exclusión de los gallegos que acabó con un +2 del Cangas. Sin cerrar bien los laterales y con demasiadas pérdidas de balón, los de Gordo iban a trompicones. De verse tres abajo a poder empatar. Aunque la buena defensa planteada por Moyano en los minutos finales volvió a darle alas.

Wasiak se redimió con un zarpazo desde el tiro exterior, cierto que es bastante intermitente el polaco, pero es innegable su valentía a la hora de lanzar desde los nueve metros. Un arma que el Ademar ha perdido desde que Milosavljevic saliese del club a principios de año. Casqueiro, con una de las pocas contras de las que dispusieron en la primera parte, evitaba males mayores dejando el 18-16 en el marcador y demasiado que mejorar de cara al segundo acto.

El Ademar necesitaba una marcha más arriba y mayor solidez en la retaguardia. Sin eso, la ‘final’ antes de la final a ocho se podía complicar porque Cangas seguía su plan de encuentro a la perfección. Fallaban poco y si alguien mantenía las espadas en alto ese era el guardameta internacional con los Hispanos júnior. Esa era la cara, la cruz dos fallos clarísimos de Casqueiro en sendas contras que acabaron con el canterano en el banquillo y el consabido cabreo de su técnico (22-18, minuto 39).

Atasco total de los maristas a nivel goleador. Solo dos goles en ocho minutos provocaron un +4 no decisivo para Cangas, pero sí preocupante. Qué importantes son los guardametas en los equipos de balonmano. Pérez, y solo Pérez, tuvo la ‘culpa’ de la reacción leonesa. Tres paradas consecutivas dieron el chance a sus compañeros para colocar el 22-22 en el 43.

La buena defensa de los de Moyano impedía la conexión ademarista con su pivote. En estático le costaba un mundo a los leoneses encontrar al pivote. Pero, con tesón y la portería bien cubierta, Ademar se metió de lleno en la eliminatoria con un +5 que les colocaba, ahora sí, por delante (22-23). Qué locura de partido y qué intensidad de ambos equipos. Estaba claro que la portería iba a decantar la balanza de uno u otro lado.

Cangas parecía más tranquilo en defensa, pero el Ademar se puso el mono de trabajo y Juan Castro —lo que se le va a echar de menos al central el próximo curso— conectaba con Santista para volver a poner las tablas. El tiempo se acababa y un fallo de Lodos permitió a los locales ponerse de nuevo dos por encima.

Final de infarto en O Gatañal. Ademar perdía de dos en el último minuto. Gordo pidió tiempo muerto en busca de un milagro, porque Cangas estaba gigante en defensa. Toda la estrategia fue en vano porque una pérdida de Carlos dejó la bola para los gallegos, que cerraron su pase a la fase final de la Copa con total merecimiento. Se acabó el sueño de regresar a Europa el próximo año.

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