Diario de León

Balonmano | Liga Asobal

El Ademar reina en la locura y baja de la nube a Bidasoa

Una tremenda actuación de Juan Castro y Carlos Álvarez sirve para que los de Gordo sumen un nuevo triunfo
​Álvaro Pérez, determinante en la portería cuando peor pintaban las cosas, dio esperanza a los suyos

El portero Álvaro Pérez volvió a ser determinante para amarrar el triunfo.

El portero Álvaro Pérez volvió a ser determinante para amarrar el triunfo.MARÍA FUENTES

León

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Hay victorias de peso, de las que devuelven de pronto la gloria de antaño, de las que entierran crisis y abren de nuevo la esperanza a un futuro prometedor. La de este domingo sirvió para que el Abanca Ademar (33-32) continúe con su idilio en el Palacio, recoja lo sembrado desde septiembre y, de paso, mande un mensaje a propios; el club está por encima de cualquiera. 

Un triunfo ante Bidasoa que sí, pudo escaparse por la "falta de madurez" que tanto recuerda Dani Gordo en las ruedas de prensa, pero que mantiene vivo y coleando aquello de que en este equipo no hay años de transición. Al menos la exigencia es esa. Quizá otros no logran nunca nada porque carecen de esa exigencia que el Ademar se impone siempre. No pudo Cuétara contener a un equipo leonés cargado de actitud, hambre, inconsciencia en cierto modo y, sobre todo, hambre. Álvaro Pérez tornó una derrota que parecía segura en esperanza al tiempo de Juan Castro y Carlitos Álvarez sentaron, un día más, las bases.

 El partido, como suele ser habitual esta temporada en el Palacio, comenzó con un ritmo trepidante por parte del Abanca Ademar, que en siete minutos de juego ya obligó a Cuétara a pedir tiempo muerto (6-3) porque no había manera de frenar a Carlos Álvarez y Juan Castro en la construcción de acciones que o bien acababan en goles propios o en pases filtrados al pivote. Bien el equipo leonés en defensa, sujetado por Popovic, y acertado en todas sus acciones de ataque, también en el tiro exterior con Oliveira.

Después de una semana con visita al Barcelona y duelo ante el mejor de los mortales cabía preguntarse si el físico iba a dar para semejante batalla. Gordo fue rotando el banquillo con maestría y donde antes acertaban Martín y Oliveira ahora mantenían el nivel Santista y Lodos. Eso sí, el juego lo seguían sosteniendo Carlos y Castro, dos intocables que antes o después deberían descansar. Cuétara probó todos los sistemas defensivos posibles sin que ninguno nublara la clarividencia de los dos directores de orquesta (14-9, minuto 21). Increíble como Carlitos puede sacar de quicio a toda una defensa experimentada como es la irundarra. Otra acción suya acabó con la roja a Jevic.

Solidarios y enchufados, los de Gordo no se permitían un respiro. De escándalo cómo forzaban el pasivo de su rival y la velocidad a la que movían el balón en cuanto tocaba atacar.

Sin embargo, un tiempo muerto innecesario y mal ejecutado por el entrenador ademarista metió de lleno a Bidasoa en el encuentro. De haberse puesto con seis de ventaja en el 28, dos minutos fatídicos dejaron un 18-15 que disgustó a la parroquia local, que no entendió la decisión de Dani Gordo. Y es que Bidasoa es un miura al que no le puedes conceder ni un solo error. Aún así, el global del primer acto fue muy favorable a los leoneses, metidos en el choque, sin complejos y conscientes de que el objetivo es ganar los cinco partidos que restan hasta final de temporada.

Mal inicio del segundo tiempo

Las malas sensaciones del Ademar continuaron al comienzo del segundo tiempo. Salinas castigó con su tiro exterior y Bidasoa puso un 20-20 preocupante. Todo lo bueno del cuadro leonés en los primeros treinta minutos se había esfumado. Cuétara aprendió de sus fallos y ahora el marcaje a Carlos y Juan resultaba asfixiante. Bidasoa veía huecos donde antes sólo hubo muro y en el 38 volvió a ponerse por delante (22-23) con un silencio sepulcral en las gradas, que hace rato atisbaron el cambio de paradigma. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Tocaba sufrir.

El Ademar no carbura igual sin Castro. Rodrigo y Miñambres no supieron guiar el barco a buen puerto, no al menos a la intensidad ofensiva que ahora, en un nuevo escenario, necesitaba el equipo. Pero es obvio que el capitán, tarde o temprano, iba a tener que pasar por el banquillo.

Bidasoa olió sangre y poco a poco se adueñó por completo del escenario. Y para colmo, Mehdi subió y de qué manera su porcentaje de acierto bajo palos (25-27, minuto 46).

Pero este Ademar no iba a tirar la toalla tan fácilmente. El cambio de Saeid por Álvaro Pérez le dio una vida extra a los leoneses. El joven guardameta devolvió seguridad a sus compañeros en la portería. Lodos hizo lo propio en ataque y de pronto un +3 colocaba al Ademar uno arriba. Tremendo final se avecinaba. De repente Bidasoa, que se sentía dueño y señor, se volvió a ver intimidado (30-30, minuto 52).

Dos malos pases de Rodrigo evitaron que el Ademar pudiese abrir brecha. Otra vez Bidasoa parecía más entero. Qué partido, qué espectáculo.

Un tramo final donde hubo de todo, fallos por ambas partes, fortuna para Ademar y gloria para Álvaro Pérez. Sí, sus paradas dieron un triunfo sobrenatural a un conjunto leonés que jamás se rinde, que pudo empatar e incluso perder, pero que está cosechando tanto esfuerzo hecho desde septiembre (33-32). 

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