Albertini encarga justicia a tiempo

El Madrid, que jugó durante 50 minutos con diez, consiguió remontar en la primera parte, y en la segunda logró equilibrar numéricamente el gran duelo y salir airoso del empuje rojiblanco, hasta que en la prolongación Albertini dejó completamente helado el Bernabéu. Albertini lanzó un impresionante libre directo desde fuera del área a la escuadra, y el balón, tras pegar en la espalda de Casillas, colocó el 2-2. Así se quedó sin una importantísima victoria el Madrid, que perdonó en la segunda parte y se encontró con el empate en el momento en que más puede doler ante su eterno rival. En poco más de media hora consiguió el Madrid dar la vuelta al marcador en un primer tiempo muy raro, lleno de tensión, en el que Daudén Ibáñez se convirtió muy pronto en protagonista. Con 0-1 en contra y un jugador menos, los blancos llegaron al descanso con 2-1 y aún pudieron aumentar la diferencia con una última jugada en la que Ronaldo, con una impresionante galopada, dejó tirado a García Calvo y no llegó el tercero gracias a la salida de Burgos ante Figo. El Atlético le tenía todo a su favor para haber destrozado a su gran rival, pero los rojiblancos se asustaron con el marcador a favor y sufrieron el tremendo empuje y la capacidad individual de los blancos en una primera parte en la que Daudén Ibáñez desquició a los madridistas. Porque el Madrid salió volcado sobre la portería del Atlético, que pronto sufrió las acometidas locales, pero después de que Raúl fallase de forma increíble un gol casi a puerta vacía, el árbitro señaló un penalti muy riguroso de Roberto Carlos sobre José Mari, de los que no se suelen pitar nunca, y Javi Moreno puso con un zurzado el 0-1. Sólo tres minutos después a Helguera se le iba la cabeza arremetiendo en el medio campo contra el valenciano y el Madrid se quedaba con diez. El Atlético no se lo podía creer. Un penalti a favor y una expulsión en el mismísimo Bernabéu. Pero el Atlético no se aprovechó de ello, porque se contagió de la precipitación del Madrid -que quería llegar con juego muy directo-, cuando los rojiblancos tenían que haber enfriado el duelo y reflejado su superioridad numérica con la posesión del balón. Tras el descanso no había dudas sobre el planteamiento de ambos. Fue pero para el Atlético cuando Figo, en otra acción personal, desbordó a García Calvo y provocó su justa expulsión. Sin embargo, la solidez y experiencia del Madrid se impuso a un Atlético impotente que insistió en los balones bombeados al área, con Torres perdiendo siempre la batalla. Aún faltaría el penalti lanzado por Figo que se estrelló en la cara de Burgos a falta de diez minutos, y la recta final, de infarto, fue un auténtico toma y daca en el que cualquiera pudo marcar. Y tuvo que ser el Atlético, gracias a ese impresionante chutazo de Albertini.