La presencia en el campo de Irazusta dio más llegada al juego culturalista

Los segundos cuarenta y cinco minutos se esperaban todavía más movidos, si cabe, que lo fueron los primeros de la contienda deportiva. Álvarez Tomé ajustó las piezas de la escuadra leonesa en el vestuario, coincidiendo con el descanso. La presencia del conjunto local en la segunda parte se caracterizó por el incordio hacia la meta visitante. El entrenador leonés acompasó las líneas del equipo. Las juntó algo más. El fútbol volvió para la Cultural. La entrada en el rectángulo de juego de Joseba Irazusta provocó la reacción de la Cultural. Hasta el punto de que el primer balón que tocó, lo hizo con la suficiencia necesaria para dársela a Fran y buscar la diagonal hacia el marco de Edu Morán. El vasco abrió huecos en la zaga marinera, para que el máximo goleador culturalista Fran lanzara un potente chut, que se coló en las redes locales. El partido se igualó por completo. Ambos equipos mantuvieron el tipo. Lucharon a destajo para sus respectivos intereses. El público también incordió lo suyo al colegiado y a los líneas. El Marino se hizo otra vez con el peso en la medular. Accedió con insistencia hacia el marco de la portería contraria. Mientras tanto, la Cultural se atrincheró, para luego salir en rápidas contras, pero sin la consistencia necesaria para influir en el resultado final. Pelea por los tres puntos El Marino peleó por los tres puntos, hasta el pitido final del colegiado. Los leoneses dieron por bueno el empate en el marcador, pero no los marineros, que golpearon una y otra vez la portería defendida por Rubio. El carácter de Robles se ha implantado en el equipo, con tal calado que sus hombres siguen incondicionalmente al técnico leonés de Albares. Los minutos finales, con un rectángulo de juego impracticable, sirvieron para que uno y otro persigiesen sus fines. La presencia en el campo de Irazusta dio más compás y llegada al juego cultralista, aunque a última hora el resultado se mostró inamovible.