Diario de León

PRIMERA DIVISIÓN

Cuatro destellos que deslumbran

El Real Madrid se reencontró con el triunfo después de tres empates consecutivos en Liga al superar al Betis, en un repleto Chamartín, merced a la extraordinaria calidad de jugadores como Zidane y Raúl, a su inigualable pegada y

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Ignacio Tylko - MADRID.
León

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Fue un partido grande, con dos equipos de vocación ofensiva que disfrutan con el balón y sufren cuando lo pierden. Un choque con dos partes claramente diferenciadas, la primera del Betis y la segunda del Real Madrid, que dejó dos grandes noticias: Raúl, que consiguió empatar justo antes del descanso, volvió a marcar después de casi 600 minutos de sequía, entre Liga y Copa, y Zidane firmó una obra de arte. El francés, elegante, plástico, potente y eficiente, no hace muchos goles pero los que marca son antológicos. Esta vez, sentenció el partido con una acción de «crack». Controló con maestría un pase en el centro del campo, avanzó unos metros, desbordó con un ligero cambio de ritmo y engaño de cintura a Cañas, se apoyó con la izquierda en Ronaldo y definió con la derecha y de rosca desde fuera del área. Un disparo sutil y certero. Un golazo que también demostró lo blando y vulnerable que es el Betis en defensa. Pero antes de que Zidane apareciera, las claves del triunfo blanco estuvieron en el gol psicológico de Raúl, justo antes del descanso, y en el absurdo pero claro penalti cometido por Cañas sobre Roberto Carlos en el arranque de la segunda mitad. Una pena máxima, transformada por Figo, que se produjo, curiosamente, en la primera internada seria del lateral brasileño en todo el partido. El Betis, por tanto, regaló el partido por dos errores de concentración en momentos claves. No podía soñar el equipo blanco un triunfo así de rotundo cuando en la primera parte se vio superado en todo, menos en el resultado, por un Betis que salió en plan mandón y se adelantó en el marcador tras un jugadón de Denilson. Víctor Fernández ganó la partida a Del Bosque en el planteamiento inicial por varios motivos. Anuló en ese período a Zidane con una vigilancia especial de Cañas, y dificultó la vida a Roberto Carlos, ya que partió la banda derecha claramente en dos. Varela apenas pasó del centro del campo y Joaquín, una amenaza constante para los defensores, sólo se empleó en ataque. Capi, un jugador de verdad, con desmarque, toque y osadía, se erigió en el líder del centro del campo aunque tras el descanso desapareció, igual que Joaquín. Ni Makelele ni Cambiasso, titular de última hora por indisposición de Flavio, le vieron en esos primeros 45 minutos. Y en la izquierda, Denilson fue una pesadilla constante para Miñambres, sustituto del sancionado Salgado. Precisamente de un sinfín de bicicletas de Denilson a Miñambres, nació el 0-1, obra de Fernando. Un gol justo, ya que mucho antes Denilson estrelló su disparo al poste tras una acción de Joaquín. Pero bastó el arreón final del Madrid para empatar antes del descanso, sólo seis minutos después de que se adelantase el Betis. Helguera vio el desmarque de Raúl, quien se aprovechó de los riesgos que asume el Betis al adelantar la línea de cuatro, y definió con clase.

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