Diario de León

León enloquece con los suplentes de la selección española

La simple presencia de los teóricos suplentes del equipo nacional metió 4.000 personas en Puente Castro. León se zambulle en fútbol con la semana entrante y si la llegada de la selección al Parador de San Marcos pasó más o menos desapercibida y

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Miguel Ángel Zamora Redacción - LEÓN.
León

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La selección llegó de puntillas al Hostal de San Marcos. Medio centenar de curiosos hizo guardia a las puertas del parador para disfrutar de ocho segundos escasos jugando al «quién es quién» entre las lunas tintadas del bus que recogió a la expedición en Villanubla, antes de hacer fonda en las habitaciones del hotel. «No han hecho un ruido en todo el viaje, venían agotados y no han querido ni refrescos». Acostumbrado a guiar los designios de Ademar León en la carretera, José Antonio Álvarez Tomé, hermano del entrenador de la Cultural Leonesa, se puso al volante de la selección, y tuvo carga de lujo para la ocasión. La primera toma de contacto con el verde no puso a Iñaki Sáez y su cohorte en el escenario del partido. España se fue al Área Deportiva de Puente Castro, y medio León también. En el estadio Antonio Amilivia, las colas se cargaron más de improperios que de expectación. No hay billetes para el miércoles. El acceso al entrenamiento fue libre, y la chiquillería lo agradeció con todo tipo de mensajes, más pudorosos unos que otros. De lo primero, al uso que estila el fútbol, todo ánimos. De lo segundo, las posaderas de Joaquín y la anatomía completa de los porteros, Iker Casillas y Cañizares, se llevaron la palma. El seleccionador nacional dispuso una serie de ejercicios de estiramiento antes de enfrentar en un partidillo a medio campo a dos mini equipos. De un lado, Iker, Joaquín, Xavi, Tristán y Javi Navarro. Del otro, Cañizares, Helguera, Aranzábal, y la pareja de «gallegos» resultante de la ausencia de César, Tristán y Valerón. Hora y pico larga de evoluciones sobre la cancha aportaron a la grada la primera toma de contacto con los internacionales. Visual, porque la caza de autógrafos se puso cara. El día no estaba para excesos. Sáez accedió a hablar con los medios informativos, por cubrir la negativa de los jugadores de alguna forma, y la misma pasión que salió al encuentro de las estrellas, despidió los quehaceres de una tarde cualquiera de domingo sin partido, que no sin fútbol. Y lo que queda hasta que llegue la media semana. El grueso de los importantes se dedicó al plan B. Raúl, Baraja, Guti, César, Marchena, Michel Salgado, Albelda, Etxeberría y etcétera, etcétera se dieron una vuelta por Fisioclínicas para relajar musculos y dar una mano de chapa y pintura a los desperfectos mínimos de Ucrania. Otro centenar de sufridores bajo la lluvia aguantó estoicamente casi dos horas de espera por una foto, medio autógrafo y tres cuartos de gripe incipiente al abrigo del frío de la tarde leonesa. «Mañana no va al cole. No es que le guste mucho el fútbol, pero lleva una semana que no hay quien la aguante con el partido, y está el tema como para decirle que no la dejo venir». La madre de la misma adolescente que por la mañana dejó la mitad de las cuerdas vocales en las rejas del hostal, suplicando en vano a Iker Casillas un autógrafo, un saludo, o en último de los casos, una mirada, se resignó a las pasiones que genera el fútbol. «Como no les vimos por la mañana, me ha hecho venir por la tarde». Hay trabajos que van en el sueldo de progenitor. España se fue de cena a las nueve de la noche. Vista la que caía fuera, en climatología y en asuntos menos meteorológicos, la conveniencia sugirió no cruzar los muros del techo que cobijó anoche el primer sueño. Casi mejor.

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