Unai Etxebarría pone fin a una temporada plagada de infortunios

La victoria de Unai Etxebarria en la cuarta etapa de la Vuelta a España es un canto a la esperanza, a la fortaleza personal, a las ganas de ser ciclista, a la lucha contra las adversidades, al sacrificio. Le daba la primera victoria en la prueba al Euskaltel-Euskadi y conseguía su triunfo más importante en el mundo profesional, en el que lleva ya ocho temporadas, mientras el cántabro Isidro Nozal se vestía con el jersey oro. A los 30 años de edad, Unai Etxebarria, que no es hermano de David, su compañero de equipo, de escapada y su amigo, cerraba el ciclo infernal por el que tuvo que pasar para dar el salto de categoría. Podríamos empezar diciendo que la temporada que lleva estaba resultando aciaga para él. Una obstrucción intestinal le dejó sin correr la Vuelta al País Vasco y le cortó todo el principio de temporada. Luego estuvo en el equipo Euskaltel que corrió el Tour y se tuvo que marchar a casa en la primera contrarreloj, Cap d'Couverte, cuando llegó fuera de control. Perdió mucho tiempo, luego le sancionaron con 5 minutos y 51 segundos por ir a rueda de otro corredor durante trece kilómetros, y la suma de tanto tiempo le mandó a casa. Curiosamente, ese día también llegó con el control cerrado David Etxebarria, segundo ayer, al que sancionaron con 2.05 por ir a rueda de otra ciclista cinco kilómetros, en un doblete significativo. En la salida de Santander, el ganador en Burgos recibía la visita de su familia, su mujer Kiskitza y su hija Ioar, que cuando le fueron a ver al Tour de Francia se encontraron con que estaba fuera de la carrera y tuvo que volver con ellos en coche. Una polémica olvidada Cuando atacó hoy lo hizo de común acuerdo con David Etxebarria, «que fue el que animó a atacar cuando se movió Jeker. David me había dicho que iba fuerte y yo estaba trabajando para él cuando me dijo que atacase». Corredor serio, dentro y fuera de la carretera, Unai Etxebarria nació en Venezuela, pero se forjó como ciclista en Durango, en la Sociedad Ciclista Duranguesa, y en el equipo Cafés Baqué que dirigía Sabino Angoitia, donde estuvo cuatro temporadas como aficionado. Su llegada al mundo profesional es mejor no contarla en profundidad para no reabrir viejas heridas. Unai Etxebarria era el superviviente de una fuga de ocho corredores en la que se metieron, además del vencedor, el suizo Fabián Jeker, Isidro Nozal, Félix Cárdenas, Óscar Laguna, José Enrique Gutiérrez, Jurgen Van Goolen y David Etxebarria. En esa escapada todos colaboraron a tope, salvo Isidro Nozal, el corredor de la Once-Eroski, que se mantuvo siempre a rueda, sin dar un relevo, por orden de su director, Manolo Sainz.