El Madrid se agarra a Casillas y a su pegada para ganar media Liga (4-2)

La historia vista mil veces en el Bernabéu. Un visitante como el Celta que comienza con grandeza e incluso se adelanta, un Real Madrid que se despierta súbitamente de la siesta, un Casillas inmenso y una pegada galáctica que resuelve en un abrir y cerrar de ojos. Del sueño, al baile; de los pitos de la hinchada, a los olés de admiración. El Madrid en estado puro, vaya. Sin brillo, pero con una calidad inigualable de hombres que fabrican goles casi de la nada, el Madrid dejó temblando al Celta, que jugó bien pero atrás es un desastre y ya ocupa zona de descenso. Y, lo que es más importante, los de Queiroz aprovecharon el tropezón del Valencia, al que ya aventajan en ocho puntos a falta de doce jornadas. Una distancia sideral que, con permiso del Deportivo, se antoja insalvable. Antic conoce de maravilla al Real Madrid, al que le tiene ganas desde que le echaron cuando era líder, e hizo un buen planteamiento en el Bernabéu. Lejos de poner el autobús cerca de su área, pobló su equipo de futbolistas con buen manejo de balón. Aunque ambos equipos venían de disputar difíciles compromisos de Champions, su actitud inicial en Chamartín fue radicalmente opuesta. Mientras los vigueses salieron muy concentrados, los madrileños comenzaron a medio gas. En pleno dominio visitante y ya con silbidos desde la grada, el Madrid cometió otro error recurrente, el de dormirse en un córner, e Ilic no perdonó. El despertador Ese gol sirvió como despertador a los de Queiroz, que se levantaron de la siesta y, paulatinamente, comenzaron a pensar en el rival que tenían enfrente. Más por los habituales problemas defensivos del Celta que por otra cosa, generaron alguna ocasión para empatar ya antes del descanso, como un cabezazo de Raúl que no vio portería, con Pinto descolocado, y un buen disparo de Zidane que atajó el portero. Poco bagaje ofensivo, en todo caso, para el líder. Ronaldo, listo como nadie en una jugada embarullada, apareció por vez primera para poner las tablas. Poco después del cuarto de hora, otro error defensivo vigués y certero cabezazo de Zidane. El Madrid ya era dueño del partido. Figo selló la noche con un gran gol a pase de Beckham. Con todo resuelto, Queiroz pensó en el futuro y permitió descansar a Ronaldo y Figo. Llegaron entonces los tantos de Milosevic y Zidane, que evitó el sufrimiento final.