Un príncipe bastante «hooligan»

El príncipe Alberto demostró que estaba metido en el partido. Como un aficionado más, apareció en el palco de autoridades con un abrigo y una bufanda del club. Pero su forofismo no quedó ahí. Fue un espectáculo. El «recital Alberto» comenzó con la falta de Helguera a Evra, que le costó la amarilla al madridista. No sólo se levanto airado, sino que además sacó una tarjeta roja para mostrar su enojo a Collina. La alegría de Alberto se disipó con el gol de Raúl: manos a la cabeza y desesperación en el rostro. Pero enseguida el ardor guerrero floreció en él. y para terminar el primer tiempo, puño en alto con el gol de Guily. Pero la actitud de los dirigentes blancos ante la mala educación del príncipe, se calmó en la segunda parte. Curiosamente, con los goles de su equipo, Alberto de Mónaco se limitó a levantarse y aplaudir de una forma más educada y sosegada, tal vez recomendado por alguno de sus consejeros.