El Dépor dice adiós a la Liga obligado por el guión del Oporto luso

Un Depor mermado por las rotaciones y las distracciones mentales, ya que todo Coruña piensa más en el Oporto que en la Liga, dejó escapar ante un buen pero inocente Valladolid la posibilidad de luchar al menos por el segundo puesto en esta Liga. Y si empató fue porque el hábil Djalminha hizo picar al ingenuo Caminero en un penalti que equilibró en la segunda mitad el buen gol de Óscar en el final de la primera. En condiciones normales este punto sería caviar para los pucelanos, pero seguro que no les dejará del todo satisfechos. Saben que, de haber estado más listos atrás y acertados arriba, en Riazor podrían haber asegurado la permanencia. Ahora, les toca seguir sufriendo, salvo que todos los de abajo fallen el domingo. Entre los cambios, que le debilitaron notablemente al tratarse nada menos que de Naybet, Valerón y Mauro Silva, y la proximidad del choque europeo, el Deportivo fue una triste caricatura de sí mismo, sobre todo en el primer período. Prácticamente no tiró a puerta y se vio claramente superado por un Valladolid más enchufado y con un fútbol vistoso y alegre, aunque quizá excesivamente blando. Incapaz de dar tres pases con buen sentido y de meterse de lleno en la contienda, el Deportivo se limitó a dejar pasar los minutos pensando que más tarde o más temprano aprovecharía su mayor calidad técnica. Pudo hacerlo en una interesante internada de Luque a la que no llegó un lento y apagado Tristán. El mejor juego de los de Vázquez llegó casi en el descanso. Sales envió en profundidad a Óscar y el medio punta salmantino cruzó con la zurda ante la tímida salida del portero uruguayo. A los diez minutos, Djalminha capturó un balón, se internó y se fabricó un penalti en el que encontró la colaboración de Caminero. Empate y reparto. Nada más.