Diario de León

El Deportivo arranca un milagroso empate en el Anfield Road (0-0)

El Liverpool se mostró muy superior, pero le faltó puntería cuando se acercó a Molina

Capdevila lucha con Baros por intentar controlar el balón

Capdevila lucha con Baros por intentar controlar el balón

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Lois Pombo - liverpool
León

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La suerte sonrió al Deportivo, que pudo sacar un milagroso empate de Anfield Road, en un partido dominado de principio a fin por el Liverpool. Los ingleses dispusieron de sobradas ocasiones para llevarse el triunfo, pero erraron en el remate y dieron vida a un conjunto blanquiazul que dejó una pobre impresión. Los coruñeses comenzaron el partido muy fuera del mismo, incapaces de dar tres pases seguidos con los que superar la presión local. Al ritmo de los cánticos de Anfield Road, el Liverpool se hizo con el control del choque en los primeros minutos, en los que intentó imprimir cierta velocidad, especialmente en los últimos metros, porque tampoco los de Benitez querían arriesgar más de lo necesario. El que sí exponía con su defensa adelantada era el Deportivo, al que alguna vez el asistente echó una mano. También suponían un peligro extra las faltas que los ingleses provocaban en las cercanías del área coruñesa y que traían consigo amenazantes lanzamientos a balón parado. La primera ocasión clara del partido fue del conjunto blanquiazul, en un cabezazo de César que un defensa sacó bajo los palos, pero el dominio seguía siendo del Liverpool. Eso sí, para fortuna de los deportivistas, Xabi Alonso no terminaba de encontrar la manija de su equipo, que apostaba más por el juego directo. El seguimiento de Duscher al vasco tenía buena culpa de ello. Pero aún sin mucha claridad, a los locales les bastaba con el entrega y con la lucha por cada balón para mantener al Deportivo en su campo. Y así llegaron claras ocasiones como las disfrutadas por Cisse, o una de Baros, que se durmió a la hora de mandar el balón a la red una vez que había regateado a Molina. También hubo solidaridad española en una acción incomprensiblemente errada por Luis García sólo ante el portero. Así las cosas, el equipo herculino pudo sentirse muy satisfecho de llegar al descanso sin encajar ningún gol. No cambió demasiado el panorama en el comienzo de la segunda mitad, al menos en cuanto a la apuesta por la presión y la velocidad del Liverpool, que impedía al Deportivo meterse en el partido. La única esperanza de recuperación de los blanquiazules pasaba por el previsible bajón físico de los ingleses, porque por recursos propios no iba a producirse. Además, Irureta tuvo que prescindir por lesión del reaparecido Mauro Silva. Sin el balón, el conjunto coruñés debía contentarse con soportar las acometidas de los locales, que incluso tocaban con claridad en las cercanías del área de Molina. El peor enemigo para los de Benítez era el paso de los minutos sin marcar, que fue induciendo a mayores prisas e imprecisiones. Baros, Kewell y compañía siguieron poniendo a prueba la seguridad de la defensa herculina, pero el Liverpool fue perdiendo contundencia a medida que se acercaba el final. El Deportivo pudo entonces tocar algo más la pelota, pero no respiró tranquilo hasta que Anders Frisk ordenó la conclusión del choque. Los coruñeses siguen vivos, pero su juego es rácano.

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