El Zaragoza volvió a mostrar su gran fortaleza en casa ante un flojo Sevilla

El Real Zaragoza volvió a demostrar su fortaleza en su estadio de La Romareda al derrotar con meridiana claridad a un Sevilla desconocido que no fue ni la sombra del equipo que venía demostrando ser hasta ahora. La leyenda que precede al Sevilla de equipo consistente y duro atrás y potente y con facilidad rematadora delante se la tragó La Romareda porque en el estadio zaragozano desaparecieron todas esas virtudes ante un conjunto aragonés que ni siquiera realizó el mejor partido en su campo. Los locales tuvieron la virtud de mantener su acierto goleador como en jornadas precedentes, pero en esta ocasión mejoraron sus prestaciones defensivas, lo que les acabó llevando a lograr la victoria más fácil de las conseguidas hasta ahora. La primera parte fue prácticamente un monólogo del conjunto aragonés que volvió a demostrar que sigue en luna de miel con el gol en su estadio. Si bien los primeros minutos de juego fueron de tanteo, el conjunto de Víctor Muñoz supo marcar en su segunda llegada al área andaluza, en el minuto 12, tras un cabezazo del argentino Luciano Martín Galletti a centro del paraguayo Delio Toledo. A partir de ese momento los locales perdieron el centro del campo ante el conjunto visitante, que se hizo con el control del balón pero que no acababa de inquietar la meta maña. Por contra, los aragoneses, al contragolpe y gracias a Savio Bortolini, que supo sacudirse el pegajoso marcaje de Sergio Ramos y Alves de los primeros minutos, ponía en jaque a su oponente a cuya defensa le costaba mucho recular. En una de estas acciones, en el minuto 25, un pase de David Villa a la espalda de la zaga sevillana acabó con un penalti del canterano Sergio Ramos a Savio que transformó Villa. El conjunto de Joaquín Caparrós acusó moralmente este segundo tanto y su juego se convirtió en oscuro y espeso ante un Real Zaragoza que a la contra sorprendió.