Diario de León
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ANTONIO BROTO
León

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CHINA, una de las principales potencias deportivas, tiene un talón de Aquiles en los deportes de invierno, pero también en estas modalidades está experimentando un rápido desarrollo y hasta sueña con acoger algún día unos JJ.OO. invernales en la ciudad de Harbin, la más septentrional del país. El esquí, un deporte que requiere un poder adquisitivo superior al de la media de los ciudadanos chinos, era algo casi inexistente en China hace tan sólo una década, pero el cambio social ha traído las primeras estaciones para este deporte, especialmente en el noreste, donde se sitúa Harbin. Hace diez años se calcula que sólo unas 200 personas en el país más poblado del mundo se habían calzado unos esquís, mientras que ahora hay cerca de un millón de aficionados, y la cifra aumenta año a año. Actualmente hay modestas estaciones de esquí en regiones chinas como Xinjiang (noroeste), Mongolia Interior (norte), Jilin (noreste) e incluso en los alrededores de Pekín, junto a la Gran Muralla, pero las más desarrolladas se encuentran en los alrededores de Harbin. El ayuntamiento de la ciudad, que esta semana inauguró un festival de esculturas en hielo muy célebre en el país, mostró ayer a turistas y periodistas foráneos uno de sus centros de esquí, la estación del Doble Dragón. La instalación es pequeña, con dos remontes, un telesilla y menos de una decena de pistas, casi todas de iniciación, pero para los chinos es una forma de conocer el mundo del esquí, nuevo para ellos, y formar futuras generaciones de esquiadores. Sesenta jóvenes monitores enseñan a los chinos más pudientes las primeras lecciones de esquí, un deporte que se está poniendo de moda en los inviernos de Pekín y de la región de Manchuria, en el frío noreste chino. La estación es una muestra de las contradicciones de la nueva economía china: los monitores cobran unos 100 dólares al mes, mientras que los turistas han de pagar 30 dólares por dos horas de alquiler de esquís. Los más experimentados acuden a la estación de Yabuli, a 200 kilómetros de Harbin, las instalaciones de más calidad de China -aunque aún por debajo de las de occidente- y que acogieron los Juegos Asiáticos de Invierno de 1996. Harbin, en la que la cultura rusa y china se mezclan en un curioso cóctel, presentó sin éxito su candidatura a los JJOO de 2010, a los que también aspiró la localidad española de Jaca, aunque los Juegos finalmente se fueron a Vancouver (Canadá). La ciudad china presentó un proyecto de Parque Olímpico de 65 hectáreas con un Estadio con capacidad para 50.000 espectadores y un nuevo gimnasio para deportes sobre hielo. Harbin no alcanzó los niveles de calidad exigidos para pasar el primer corte durante las decisiones del Comité Olímpico Internacional (COI), pero quedó mejor situada que Jaca. El alcalde de la ciudad, Shi Zhongxin, señala que la localidad sigue teniendo el objetivo de organizar los Juegos de Invierno a corto o medio plazo.

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