Vuelven los ecos críticos

LOS FRANCESES Peterhansel (Mitsubishi) y Despres (KTM) fueron los triunfadores de una edición del Dakar, que resultó más luctuosa y dramática de lo esperado a priori y que destapó nuevamente la conflictiva problemática que arrastra la más dura competición del calendario de raids. Las muertes del español José Manuel Pérez, primero, y después del italiano Fabrizio Meoni, dos consumados especialistas en esta carrera, hizo resurgir las voces críticas en torno a determinadas decisiones de la organización. Estos, los organizadores, en aras de conseguir una mayor espectacularidad que, en ocasiones, como en el caso de los pilotos de moto, sólo consigue incrementar el riesgo sin mayores beneficios, tomaron decisiones que los lamentables accidentes han dejado rápidamente en entredicho. Tanto en el caso de Pérez como en el de Meoni, las causas del accidente fueron los graves traumatismos sufridos como consecuencia de un impacto brutal de los pilotos tras caer al suelo de sus vehículos cuando transitaba por la arena a muy alta velocidad. Y es por esta razón muchas voces críticas comenzaron a surgir pidiendo medidas que verdaderamente preserven las vidas de los participantes en motos buscando soluciones que no resten espectacularidad y tampoco cercenen ésta de tal forma que se acabe convirtiendo en una simple aventura . El propio Meoni ya criticó con dureza, pocos días antes de su muerte, el hecho de que la organización hubiese establecido «un pasillo» de una serie de kilómetros por el que tenían que rodar siempre los pilotos de motos, pues ese obstáculo no suponía nada más que restringir la aventura a una pura y dura prueba de velocidad, sin dejar sitio al «instinto, la navegación o la orientación». No le faltaba razón a Fabrizio Meoni. El propio Oscar Gallardo reconoció que limitar la cilindrada a los 450 c.c. podía ser una buena medida, pero no la única, ya que «la esencia inicial del rally, la aventura, se ha quedado muy atrás y lo que debe primar inicialmente en esta prueba es, precisamente, esto». Además de limitar las mecánicas de motos, no han sido pocos los que han alzado su voz buscando un trazado independiente para los pilotos de dos ruedas, en aras de conseguir minimizar el riesgo de estos participantes, a los que en más de una ocasión se ha visto esquivar a vehículos de cuatro ruedas para evitar el accidente, o incluso como estos últimos acababan por arrollar a sus compañeros de aventura.