Diario de León

España, incapaz de imponerse al dominio croata por séptima vez (31-33)

A pesar de la derrota, el partido del sábado contra Argentina carece de trascendencia

Publicado por
Leontxo García - sfax (túnez)
León

Creado:

Actualizado:

Si no ocurrió ayer, quizá no ocurra nunca. España cayó por séptima vez consecutiva ante Croacia, campeona olímpica y mundial, tras desperdiciar seis goles de ventaja y ocho minutos con un jugador más. El balonmano moderno del seleccionador, Juan Carlos Pastor, no ha sido asumido aún por el equipo, sobre todo en defensa. Sin embargo, España depende aún de sí misma para llegar a las semifinales. El partido contra Argentina (sábado, 18.15 h., La 2), último de la primera fase, es intrascendente. El duelo empezó muy bien para España en el ataque, pero no tanto en defensa, donde ya se empezaba a vislumbrar que los artilleros croatas se movían con mucha libertad. En todo caso, la selección de Pastor ganaba por 11-5 en el minuto 14, y además se había lesionado Métlicic, el temible bombarder zurdo del Ademar de León. ¿Caería por fin la bestia negra de España? Justo entonces, cuando todo invitaba al optimismo, llegó la gran pájara de los españoles, que empezaron a perder balones a mansalva y a desaprovechar las superioridades por exclusiones de dos minutos, lo que sería a la postre uno de los factores fundamentales del partido. El triángulo del Ciudad Real (Alberto Entrerríos, Mariano Ortega, Uríos), mortífero el miércoles contra Suecia, parecía torcido, y Croacia llegó al descanso con un sorprendente empate (15-15). En la reanudación se agudizó uno de los temas críticos de este Mundial: si los jugadores españoles, y sobre todo aquéllos (la mitad) que nunca han estado a las órdenes de Pastor, pueden asimilar en tan poco tiempo los complicados sistemas del nuevo seleccionador. Especialmente delicada es la orden, en la defensa, de «amagar el choque pero no hacerlo, para confundir al atacante». Sin duda, puede ser una buena táctica contra cierto tipo de jugadores, pero en el caso concreto de Croacia saltan dos preguntas: ¿Hubiera metido nueve goles el temible Láskovic, capaz de soltar zambombazos desde once metros, si se hubiera buscado el choque con él? ¿Y qué decir del novato Búntic, el sustituto de Métlicic, que metió cuatro haciendo lo único que sabe hacer (saltar y tirar)? A ello se añadió la desesperante y permanente inutilidad para aprovechar las exclusiones de Croacia, así como la falta de coordinación de los contraataques, a pesar de que España cuenta con finalizadotes tan letales como Juanín y Rocas. Sin esas lagunas, puede asegurarse que España hubiera ganado este partido, porque hay motivos de peso para hacerlo: además de la baja de Métlicic, Croacia tuvo al importante pivote Vori con dos exclusiones durante casi toda la segunda parte, y resulta evidente que la calidad de sus suplentes es inferior a la de los españoles. Los jugadores croatas se fueron alejando poco a poco en el marcador, hasta consolidar una ventaja de dos o tres goles. España dio siempre la sensación de que podía remontar a medida que la resistencia del genial director Bálic y el artillero Láskovic fuera menguando. Pero los españoles fallaron una y otra vez lo que no se puede errar frente a un conjunto que no ha perdido ningún partido oficial (Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos) desde que dio una sorpresa morrocotuda al caer ante Argentina en la primera ronda del Mundial de Portugal 2001, donde venció a España dramáticamente en las semifinales, tras dos prórrogas. Cuatro años después, España alimentó por séptima vez a su bestia negra.

tracking