Diario de León

El Vinson espera a Calleja

La cumbre más alta de la gélida Antártida constituye el nuevo reto del primer leonés que coronó el Everest, una gesta que espera completar el día 20 de enero: parte este jueves «No hay momen

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O. Marrón - león
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la cima más alta de la Antártida, un continente helado con hasta 4.000 metros de espesor de hielo y sin duda el lugar más inhóspito de todo el Planeta, espera al que ya por méritos más que probados es el mejor montañero leonés. Si el pasado 30 de mayo del 2005 logró inscribir su nombre entre ese grupo de osados y grandes alpinistas que han alcanzado la cumbre del Mundo, el Everest (8.850 metros de altitud) tras haber hollado alguna otra de las cumbres más altas y los lugares más recónditos y difíciles del planeta, Jesús González Calleja, ya tiene fecha y objetivo para su próxima aventura. Parte de León el día 5, este jueves, para conseguir ascender a mediados de mes, hacia el día 20, el Monte Vinson. Situado al Oeste del continente helado, en la península Antártica, se levantan diversas cordilleras, como la Cadena Centinela o Montes Ellsworth. El monte Vinson con sus 4.897 metros de altitud (hasta hace poco tiempo 5.140) es el pico culminante de esta cadena y de toda la Antártida. En palabras de Amundsen, este es «un lugar más frió que Siberia, más seco que el desierto de Gobi, con más ventisca que en la cumbre del Monte Washinhton y más vacío que el rincón más desértico de Arabia». El primer ascenso al Monte Vinson se produce en el año 1966 por N. Clinch, J.B. Corbet, E. Fukushima, B. Marts, P. Shoening, S. Silverstein. R. El catalán Jordi Casasayas Haus , convive trece meses con la expedición científica Australian Antartic Territory, realizando alguna salida (1957-58). Jerónimo López y Pedro Nicolás hacen la primera nacional al Monte Vinson (diciembre 1990). Y con posterioridad han subido Ramón Portilla, Ramón Aguirre, José A. Pujante y Mikel Álvarez en su consecución de las Siete Cumbres. Hasta el momento han llegado a la cumbre tan solo algo más de 200 personas, a pesar de que no es de las de mayor altitud. Pero el grado de dificultad de la aventura que encara Jesús Calleja es extremo. Sobretodo porque las montañas Ellsworth son aisladas y remotas, dentro de la única región totalmente aislada y remota del Planeta. «Es un reto en lo extremo en todos los sentidos», señala Calleja; algo que rotundiza cualquier documentación en Internet sobre el lugar al que viaja, como esta frase: «Simboliza la idea misma de lo duro y lo salvaje de nuestro Planeta». «La única vía de llegar es un barco hasta una base científica, o contratar con la empresa de expediciones ANI un avión Antonov-3 ruso que aterriza en un glaciar, no en una pista: es un sitio batido por el viento huracanado y tormentas de nieve, sin pista ni balizamiento ni nada, lo que hace confundir el horizonte y hace de dificultad extrema el aterrizaje», describe el leonés. Calleja viajará antes hasta Chile, y a la ciudad más asutral del mundo, Punta Arenas, muy cerca del Estrecho de Magallanes. Desde allí partirá inmediatamente a la antártida, en ese vuelo descrito anteriormente. Eso si se puede, porque a pesar de que nos encontramos en el verano austral (con luz las 24 horas del día y las mejores temperaturas del año): «Hay que contar con las condiciones climáticas, con si el avión puede llegar,, y si una vez allí podemos aterrizar o si hay que dar la vuelta a Puente Arenas». En cuanto pisen tierra el día 9 si todo sale según lo previsto, tras un vuelo aproximado de seis horas en el Antonov, y a unos mil metros sobre el nivel del mar, se trasladarán al cercano campamento de Patriot Hills, a unos 1.800 kilómetros de la costa. «No hay bases militares, ni vida, ni nada: es el sitio más hostil del mundo, no hay ni bacterias; y desde allí, más adentro, al campo base (Branscomb Glacier, a unos 2.200 metros de altitud) en un Show Buggi, una avioneta pequeña que aterriza en otro glaciar, otra vez si se puede por la meteorología», relata Jesús Calleja. Tiempo extremo y soledad «Luego, del día cuarto al doceavo es la etapa de aclimatación, el ascenso al campo dos, al tres y luego a la cumbre: el día de cima hay que subir y bajar después ocho kilómetros», teniendo en cuenta que «en el campo base la media es de -37º, con puntas de -45º en esta época, y que en la cima del Vinson se han llegado a registrar -70º; espero que no me toque y que se cumplan las estimaciones de entre -50º y -60º», relata como si nada ya con la ilusión de marchar. En un mes, si todo va según lo previsto, estará de vuelta en casa. Seguro que con el nuevo reto cumplido. Una aventura que además repetirá en solitario a no ser que coincida con el de otras expediciones coetáneas. Su intención es marcar su propio ritmo. Coincidirá con una grande de Estados unidos y con otro español, el alpinista tinerfeño Juan Diego Amado, que ya parte hoy hacia Chile. «Llevamos la ruta normal y una alternativa, en función de las condiciones meteorológicas. Yo voy a tratar de ir muy rápido y quiero estar en la cima el 20 de enero, porque la vuelta aún es más difícil que la ida: vas más cansado y el tiempo se hace peor cuanto más se acerca febrero. Yo voy solo, aunque entre comillas, porque posiblemente encontraré a la expedición americana con la que comparto el transporte, aunqeu voy autónomo por soliradidad seguro que todos compartiremos cordajes, trabajo y tareas si vamos al mismo ritmo», relataba el viernes. aparentemente desconocía que en el lugar más inóspito del Planeta al menos encontrará a alguien que habla su idioma, un canario con el que al menos podrá entenderse fácilmente.

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