Diario de León

«No hay momentos cálidos nunca»

Tendrá que portear 60 kilos de material en medio de ventiscas gélidas y frío de hasta -60º

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O. Marrón - león
León

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3 Un mar blanco, sin horizonte. Por lugares como este deberá caminar el montañero leonés para completar su reto. Cientos de metros de hielo bajo sus pies y kilómetros y kilómetros de un por otra parte belísimo e inigualable paisaje blanco. 2 La cima de una cordillera helada. El Vinson es la montaña más alta (en el centro de la imagen) de los montes Ellsworth. Como se aprecia, sólo se llega tras cuzar una planicie helada, con hasta 4.000 metros de espesor, y ascendiendo duras laderas en iguales condiciones. 1 Patriot Hills, primera y última etapa. Así se denomina el campamento en cuyas inmediaciones aterrizará y en el que Calleja pisará por primera vez la Antártida; y desde el que deberá abandonar el continente helado tras coronar su aventura si todo sale bien. «La principal dificultad es el aislamiento: no hay nadie que te pueda ayudar, nadie puede ir al rescate por ningún medio si te pasa algo mientras subes. Es un sitio al que sólo se llega andando, y si no regresas para que te recojan en el campo base en la fecha prevista hay 2.000 kilómetros hasta el sitio habitado más cercano, en la costa. Y la segunda dificultad es el frío extremo, el mayor del Planeta: en la Antártida se ha registrado el récord, -88º bajo cero», relata Jesús Calleja. Desde que el día 9 llegue a la Antártida si el tiempo lo permite y pueden volar y aterrizar, «aunque te llevan y todo está estipulado por el Tratado Antártico, tienes que ser autosuficiente. Tienes que portear tú todo el equipo, 60 kilos de material, sin ayuda, gas, equipo y comida en un trineo primero y luego en tu mochila, las veces que necesites, hasta los campos de ascensión», añade el montañero leonés. La rapidez y la buena planificación, en estas condiciones, es vital: «A medida que pasan los días la temperatura desciende vertiginosamente, a razón de 10ª centígrados cada quince días, y por eso atacar lo antes posible el Vinson es lo mejor, porque ya a mediados de febrero es imposible que llegue nadie, y si te pilla arriba, hay 3.600 kilómetros de vuelta sin ayuda: sería imposible». «Tengo que ir rápido, porque si no quedo atrapado durante meses y a temperaturas bajo cero inimaginables, sería absolutamente imposible volver», insiste. La aventura que emprende este jueves Calleja es máxima, extrema. Los últimos metros de ascensión del Vinson son comparados por todos los expertos como los de cualquier ochomil, a pesar de que tiene 3.000 menos. El frío, el viento, la nieve, el hielo... todo menos la altitud y esa falta de aire que va pareja, y que aquí se iguala por el viento gélido. «No hay momentos cálidos nunca, aunque ahora sea verano y haya luz las 24 horas del día: por lo oblicuo que llegan los rayos del sol no calienta, y la temperatura es igual siempre, peor si hay ventisca», explica un Calleja que no oculta que es uno de sus retos más difíciles hasta ahora. En su propio proyecto Y eso que ha tenido que elegir. Hace meses él y un mito, su amigo Juanito Oiarzábal, anunciaron que el regreso al montañismo de élite del vasco (tras perder los dedos de los pies en el K-2) sería juntos y en el Vinson. «Me había contratado para currar con él en el Reto Marca Aconcagua, pero he preferido seguir con mi propio proyecto», reconoce el leonés.

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