Diario de León

El Valencia vuelve a resistir el acoso del vendaval azulgrana (1-1)

El Barcelona fue superior, pero sus repetidas intentonas de marcar gol fueron infructuosas El tanto de Valdo abre el camino a la victoria de Osasuna en Balaídos (0-2)

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Sergi Olego - barcelona
León

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El Barça volvió a chocar contra un Valencia que, por sexta temporada consecutiva, logró un resultado positivo del Camp Nou (1-1). Los azulgrana, que alcanzan el liderato por la mejor diferencia de goles, fueron superiores, sobre todo en la segunda mitad, pero sus repetidas intentonas resultaron infructuosas en un choque con la cartas marcadas. El duelo entre catalanes y valencianos resultó una repetición de anteriores. No había espacio para la sorpresa. Rijkaard y Quique Sánchez Flores ofrecieron lo mejor de su repertorio. Las rotaciones al limbo. Ambos querían darle un golpe de efecto a su rival. El Barça reivindicó su pasión por el balón. El Valencia enfatizó su amor por la combinación de orden y velocidad. Los azulgrana transcurrieron por su camino con dificultades. Para desbordar a su rival necesitaba extremar la precisión. Su fútbol debía volar por sus pies para impedir la incansable presión de su adversario. Cualquier imprecisión era un dulce muy apetitoso para su rival. Al Valencia poco le importaba regalar el balón. Quique había tejido una encendida presión en el centro del campo y una espectacular coordinación en las bandas para cerrar las salidas azulgrana. El Barça sufría el desacierto de Deco y la falta de ritmo de Xavi. A pesar de un buen inicio, en especial de Messi, los catalanes andaban atascados. Una frustración incrementada tras la primera acción del Valencia. Miguel aprovechó la habitual desidia de Ronaldinho para marcarse una penetración de lujo culminada con un medido centro rematado a la perfección por Villa ante la lentitud de Zambrotta. El Barça acusó el mazazo. Acumular minutos y minutos de posesión no le servían de nada. Salvo algunos erráticos disparos de Deco y una falta de Ronaldinho, Cañizares permanecía inédito. Además, el Valencia incrementaba su peligrosidad. Villa volvía loca a toda la defensa. Su velocidad y su innegable clase retrataban a Márquez, con Thuram de espectador en la grada. Primero Valdés y después el, palo al filo del descanso, evitaron que los visitantes ampliaran su ventaja. Iniesta, el revulsivo Incómodo ante la visita del Valencia. Rijkaard tiró de plantilla. Como casi siempre, Iniesta era el revulsivo. Su salida desató la maquinaria azulgrana. El Barça estalló con Iniesta. El propio argentino tuvo la victoria en sus botas, pero Cañizares evitó su noche de gloria. El resto acabó con un espectáculo de cara a la galería del portero valencianista, un habitual en sus visitas al feudo azulgrana, y con las protestas locales ante un Daudén Ibáñez incapaz de alagar el partido tanto como se merecía.

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