Diario de León

Valdo fue el único en plantar cara a Van Nistelrooy

El leonés hizo el tanto de la honra del Osasuna, vapuleado por los 4 del holandés del Madrid

Valdo pelea un balón con el lateral blanco Roberto Carlos

Valdo pelea un balón con el lateral blanco Roberto Carlos

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I. Tylko - pamplona
León

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El instinto letal de Van Nistelrooy, un artillero de primera fila mundial que siempre aparece en el lugar y momento oportunos y define a las mil maravillas de cualquier manera, mató a un nervioso y precipitado Osasuna que se acerca a la zona roja pese al gol conseguido por el lacianiego Valdo. Con sus cuatro tantos -ya suma ocho en Liga-, el holandés fue el héroe de un duelo engañoso, con más brega que fútbol y sin tanta superioridad merengue como parece. Ni fue tan bueno el Real Madrid como para irse 0-3 al descanso, ni tan pésimo Osasuna como para recibir tan severo castigo. Una derrota que hacía presagiar un resultado escandaloso, histórico, que no se produjo por la relajación merengue en la segunda mitad y porque, si los navarros tienen una virtud marcada, ésa es la de no bajar los brazos nunca. Acortaron distancias por mediación de Valdo, obligaron a lucirse a Iker y no firmaron su definitiva rendición hasta que Ruud completó su noche mágica. El arranque no hacía presagiar, ni por lo más remoto, un triunfo tan sencillo para el Real Madrid de Capello, feliz cuando no está obligado a llevar la iniciativa, se pertrecha atrás y actúa con descaro al contragolpe. Resulta que Osasuna comenzó fuerte, con una presión atosigante y dispuesto a subirse a las barbas del poderoso a base de garra, casta y empuje. El Madrid no se arrugó en terreno hostil, se defendió con uñas y dientes en esos minutos difíciles y, sabedor de que arriba es matador, esperó su momento. Se agarró, una vez más, al buen manejo de Guti, a la movilidad, desparpajo y desborde de Robinho y, sobre todo, a Van Nistelrooy. Ricardo, que desvió hacia el centro un tiro duro pero lejano de Robinho, contribuyó al 0-1. Van Nistelrooy apareció otra vez para sacar rentabilidad máxima de un rechace. Casillas, agredido Algún hincha radical, uno de esos energúmenos que tanto daño hacen a Osasuna, no supo encajar la derrota y, poco antes del descanso, lanzó algún objeto, al parecer un mechero, que impactó en la cabeza de Iker. En el arranque de la segunda, nada más pisar el área, el holandés agarró un zurdazo raso que hacía el tercero del Madrid y sentenciaba el partido.

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