La vida se ve de otra manera

Esa sentencia que tanto repiten los entrenadores de Segunda División, un día sí y otro también, acerca de la tremenda igualdad que presenta la categoría, no es sólo una frase hecha. Es la pura verdad. Basta con echarle un vistazo a la clasificación para darse cuenta de que esta temporada habrá que esperar todavía muchas jornadas para que se vayan decantando las posiciones, tanto por arriba como por abajo. Si acaso, parece que hay un equipo desmarcado de los otros 21, muy a su pesar, que es el Vecindario. Los canarios tomaron algo de aire la semana anterior cuando derrotaron a la Sociedad Deportiva Ponferradina, pero aquello fue más un castigo para los blanquiazules que una solución a sus propios males. De haber ganado ese día, los de Pichi estarían ahora en el puesto 16 y uno en el 21, que es el penúltimo de la tabla. Tampoco sería nada tranquilizador, porque visto lo visto, una semana puedes estar entre los diez primeros y a la siguiente, en puestos de descenso. La paliza que ayer le dio el Cádiz al entonces líder, Xerez, en su propio feudo de Chapín, ilustra a la perfección el estado de la cuestión. Aquí cualquiera puede ganar a cualquiera y las sorpresas hay que tomarlas con cautela. En lo que a la Deportiva se refiere, el triunfo cosechado ante el Tenerife se hacía ya imprescindible para no quedar excesivamente distanciado de cualquier posibilidad de escapar de la quema. Aún así, con tres puntos más de los que tenía el viernes, la Deportiva tendrá que seguir remando para alejarse de los puestos de peligro, si bien da la impresión de que esta lucha va a ser una constante hasta el final mismo de la competición. Por ahora lo más valorable no está en la clasificación y sí en el componente anímico de una plantilla que vuelve a creer en sus posibilidades, si es que alguna vez dejó de hacerlo. Quizá desde ese punto de vista el triunfo ante los canarios tendrá más valor para una afición que ya empezaba a dudar del proyecto blanquiazul para este año. Ni la Deportiva era tan buena antes ni tan mala después. Es un equipo que se mueve al son que marca el curioso devenir de una categoría en la que, por poner un ejemplo, se ha ganado a dos equipos canarios como Las Palmas y el Tenerife, al tiempo que se dobla la rodilla con un Vecindario que ni siquiere puede considerarse defenestrado todavía a estas alturas, por más que las diferencias se ensanchen para ellos con el paso de las jornadas. Alguien pensará que ahora toca el imposible de puntuar en Murcia, luego recibir a un Castellón que ayer derrotó al Poli en El Ejido y después visitar la tacita de plata frente a un Cádiz que reacciona. La grandeza del fútbol y especialmente de esta categoría, reside en que nadie podría sorprenderse de ver a un equipo como la Deportiva sacando puntos de Murcia y Cádiz, o logrando quedarse con los tres del Castellón. Y el que menos se soprendería seguramente sería el propio Pichi Lucas que ya se cansa de repetir a todo el mundo que no pasa nada. Y lo hace con la misma suficiencia con la que vaticinaba el ascenso de su equipo hace medio año, en las más adversas condiciones. Merece un crédito ¿o no?