Diario de León

La fortuna mantiene al Madrid en la lucha

Robinho dio el triunfo al aprovechar un fallo de Pinto en otro triste partido de los blancos, a los que salvó Iker El Sevilla deja escaparse en la tabla al Barcelona

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Manuel Suárez - vigo
León

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El afortunado Madrid sigue en la lucha por la Liga. Aunque juegue fatal, el equipo de Fabio Capello no se aleja del Barça y puede seguir soñando con el título. Sin embargo, para mantener la racha necesitará, aparte de que pinche el líder, mucho más de lo que este domingo ofreció en Balaídos ante el peor conjunto del campeonato en su estadio. Esta vez, después de ser superado por completo por el Celta en una deprimente segunda parte madridista, fue Robinho quien dio la victoria, al encontrarse con un balón despejado por Pinto cuando los visitantes habían rozado el desastre, en otro triste partido salvado por Casillas. El Celta concedió demasiadas facilidades en defensa y el Madrid, gris y plano como siempre, volvió a imponerse por efectividad. A falta de fútbol, al Madrid le acompañan ahora los resultados y así, aunque sea en el alambre, se mantiene en la pelea, aunque sabe que ya sólo le valdrán los triunfos para aspirar a algo más que un puesto de Champions. Al contrario de lo que ocurrió en la recta final, el gol del Celta gracias a una genialidad de Nené al filo del descanso sí hizo justicia en un momento en el que el Madrid estaba a la expectativa, incapaz de demostrar su supuesta superioridad. Aunque el Madrid tuvo oportunidad de marcar un segundo gol a la media hora con un remate de Van Nistelrooy que pegó en el poste, ese remate y el claro penalti que provocó el holandés tras un grave error de los centrales locales fue lo único destacable de los blancos en el primer tiempo. De nuevo sin movilidad arriba y nulo en el medio campo con el perdido Gago y Diarra, el Madrid se aprovechó sin embargo entonces de los regalos defensivos del Celta, aunque no creó fútbol y permitió demasiadas llegadas locales, casi todas ellas llevadas por Gustavo López por la izquierda, y que obligaron a Casillas a lucirse en un nuevo encuentro. Hasta dos grandes paradas tuvo que hacer el meta madridista antes de que Nené sorprendiese con su acción de dibujos animados, con ese balón que pisó y cedió de tacón a Ángel para que el internacional canario fusilase cruzado ante Casillas y castigase la desidia blanca. El Madrid, pese a su alto ritmo y mostrarse más ambicioso en los primeros minutos, no tardó en flojear y en convertirse en el mismo equipo plano de siempre, sin capacidad de sorpresa por banda y con escasa participación arriba. Van Nistelrooy fue su jugador más participativo, y sin que el Madrid hiciese prácticamente nada, en sólo seis minutos pudo dejar casi sentenciado el duelo si el palo no lo hubiese evitado cuando tenía casi todo a su favor. Pese a su pobre rendimiento defensivo, el Celta fue más temible en ataque, aunque le falló la puntería y también le sobró Casillas. Mucho más lamentable estuvo el Madrid tras el descanso, mostrándose como un equipo muy pequeño, echado atrás y dominado por completo por el Celta. Deambularon por el campo los madridistas ante un Celta que controlaba, no dejaba de robar balones y tenía profundidad y movimiento en ataque. Todo lo contrario que los blancos, que no dejaban de perder pelotas en el medio campo, sobre todo Gago, por detrás de un Guti que, maniatado por la presión viguesa, no puso una sola gota de calidad y se ganó la expulsión. Parecía que el partido no iba con él, como le ocurrió a Raúl, sustituido por un Robinho que aunque no tuvo ninguna capacidad de desborde, fue -junto a Casillas- de nuevo el salvador, como ante el Nástic. Basta decir que el primer disparo a puerta del Madrid en la segunda mitad llegó en el 67, de Higuaín, cuando el anterior había sido de Van Nistelrooy a la madera en el 33. Mientras tanto, el Celta seguía apretando, pero le faltaba la definición. La entrada de Emerson presagiaba que el Madrid no iba a cambiar en nada sus intenciones. Es decir, aguantar atrás y esperar alguna acción de gracia a la contra. Y se produjo el milagro, porque Casillas surgió de nuevo para hacerle otra paradón a Perera, y sólo cinco minutos después Robinho se encontró con el gol de la victoria. Ahí se acabó el Celta y el partido. El Madrid dominó y Guti vio dos amarillas en un minuto y acabó en el vestuario.

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