Diario de León

Fútbol | Segunda División B A golpes en la grada | Un ex culturalista prendió la mecha EL AMBIENTE ASÍ LO VEO YO

David Amaral: «Lo único bueno es que no perdimos»Santi Santos provocó a los bercianoscuando su equipo marcó el tercero Una lección para tomar buena nota

Los aficionados bercianos se encendieron tras los gestos del leonés y después llegaron los mamporros

Los aficionados bercianos se encendieron tras los gestos del leonés y después llegaron los mamporros

Publicado por
Ramón Díez RAMÓN DÍEZ - enviado especial | valladolid
León

Creado:

Actualizado:

La afición de la Deportiva siempre se ha distinguido por un comportamiento ejemplar, allá por donde va, exceptuando los clásicos roces dialécticos que a veces se producen entre los seguidores de uno y otro equipo, pero sin que las cosas pasen a mayores. Ayer, la gente de Ponferrada estaba celebrando lo que era la cómoda victoria de los suyos, hasta que llegó la inesperada reacción de los locales. Asistían atónitos a los goles del Valladolid B hasta que Rueda hizo el tercero, que ponía por delante a su equipo. Ya hizo mal el propio Rueda cuando acudió ante el público berciano para besarse con mofa el escudo de su camiseta. Pero lo que más enervó a los seguidores blanquiazules fueron los gestos obscenos que realizaba el número 5 de Alfredo Merino. Y claro, se armó la marimorena porque no estaban separadas las aficiones y un suicida castellano se infilitró a puñetazo limpio entre los ponferradinos. Éstos respondieron para sacarlo de allí y llegó la fuerza pública para dar porrazos, precisamente a los seguidores deportivistas. Hubo algún herido pero sin más. El caso es que al final del partido se supo que el número 5 local, Santi Santos, jugó en las categorías inferiores de la Cultural antes de proseguir su carrera. Santos salió por otra puerta, por si acaso. HACE UNOS días señalábamos que la Deportiva estaba jugando con fuego. Si ayer no acabaron los de Amaral en un centro de quemados fue porque entre Ángelo y Rubén Vega, un provocando el penalti y el otro transformándolo, echaron un chorrito de agua a tiempo. Lo que le sucedió ayer a la Deportiva, al margen de que los rivales también juegan y todo eso, es que empezaba a sentir la seguridad de saberse invencible. Los de Amaral han salido de situaciones complejas esta temporada, pero siempre se habían quedado con los puntos, aunque fuera en el último suspiro como sucedió contra el Palencia una semana atrás. Acumular un 0-2 al descanso puede hacerte pensar que el trabajo está hecho, pero el Valladolid B, un grupo de chavales con hambre de fútbol entre los que entremezcla algún impresentable con vocación circense, le recordó a los bercianos aquello de que «mientras el capador esté encima de la gocha...» Y de nada serviría lo sucedido en Valladolid si el equipo no saca en limpio la moraleja de que los partidos sólo se acaban cuando pita el árbitro, algo que deberían tener claro después de ver cómo ganaron al Palencia. También debe servir este traspié, si se quiere ver así, para que los técnicos tengan claro que algunos futbolistas no dan la talla en una plantilla que se supone casi invencible en Segunda B. No soy quien para decirle al míster, ni a Toñín, ni a Nistal ni tampoco a Tartilán, lo que deben de hacer, pero a los hechos me remito. Ellos no tienen culpa de la plaga de lesiones que asola la defensa, pero también parece que hay maneras más racionales de arreglarlo con un plantilla de tanta calidad. Y hablando de incendios, es denunciable lo sucedido en la mini grada de los anexos con una afición berciana que jamás fue protagonista de escándalo alguno, por más que esta vez hubiera algún incendiario camuflado entre la masa. La mecha la prende un jugador nacido por lo visto en La Virgen del Camino y ahora juega de central en el Valladolid B. El tal Santi Santos se dirigió al sector ocupado por los bercianos realizando gestos obscenos tras marcar Rueda el tercer tanto local. Eso desata unos incidentes entre aficionados que solventa la policía aporreando a los bercianos que trataban de expulsar a un energúmeno que se coló entre ellos a puñetazo limpio. Una vergüenza de la que el tal Santos (el número 5) no debería salir impune.

tracking