La muerte de la hija de Fran tiñe de luto el derbi del Toralín

La noticia sacudió como un mazazo a toda la gran familia blanquiazul en la noche de ayer. Después de casi un año luchando contra un destino que se cernía cruel sobre la pequeña Aitana, dejó de existir en tierras asturianas, donde residía la esposa de Fran, al lado de su familia. Todos han tenido que soportar un calvario desde el momento mismo del nacimiento de la pequeña, luchando por sacarla adelante. Fran vivió uno de los días más felices cuando los médicos le permitieron, hace meses ya, que su esposa y él mismo se llevaran a Aitana al domicilio familiar en Ponferrada. Abandonaban por fin el hospital, al que Aitana se había acostumbrada desde su primer día de vida. Era un triunfo, aunque todos sabían que el camino sería duro. En efecto, pocas semanas más tarde, una recaida de la pequeña Aitana hizo aconsejable su traslado a una clínica de la capital de España. Fran permaneció al lado de su familia, llevándose a Madrid el cariño y la comprensión tanto del club al que pertence como de toda la afición deportivista que le adora de manera especial. El pasado 23 de septiembre y coincidiendo con la visita del Palencia al Toralín, el estadio entero le tributó un espectacular homenaje para que supiera de lo mucho que El Bierzo estima al héroe del ascenso. Fran estuvo emocionado en el palco mientras sus compañeros le dedicaban cada gol y el público mostraba cartulinas con su nombre y su dorsal. Pasó el mal trago y la familia decidió que lo mejor era llevarse a Aitana de regreso a casa. Con su madre, Verónica, se quedó en Asturias mientras Fran, haciendo de tripas corazón, ha seguido residiendo en Ponferrada para dedicarse a la Deportiva, aunque intercalando multitud de kilómetros para estar unas horas con su pequeña. Al final, el destino ha querido llevarse a Aitana para siempre. Hoy habrá derbi porque así lo pidió Fran al presidente y además le transmitió un ruego personal: «Ganad por mí y por mi niña». Así es Fran.