Al fin en su sitio

EL MONUMENTO a la lucha leonesa colocado al fin en su lugar natural y que ha de ser frente al Palacio de Deportes, como representativo del más leonés de todos los deportes. Hace un mes pensábamos que íbamos a titular: «Regalo de Navidad: el monumento al fin en su sitio». Y puesto que cual regalo navideño o lotería de Navidad existía el empeño y compromiso del vicealcalde Chamorro, comprendido al máximo para afrontar el traslado sin más dilación; y ello desde mediados de noviembre. Así pues, compromiso cumplido en gran mediada. Ya se sabe, bien está lo que bien acaba. Nuestro itinerante monumento acaba de concluir su peregrinaje¿ de despropósitos. Desde la casa provocación y afrenta -como colocado por el enemigo- frente a la Junta de Castilla y León, hasta su casi escondido refugio -como vergonzante- en la cuneta de una carretera (de circunvalación). Bien está lo que bien acaba. El autor de la vibrante escultura, el paciente Ángel Muñiz Alique, puede dar fe de soledades y desaires padecidos; desaire tras desaire, promesa tras promesa¿ De lo sólo y desairado que se encontró en su otro peregrinaje particular, humillante e indigno, hasta el advenimiento de la actual corporación municipal. Para hallar esa receptividad franca que nunca antes pudo atisbar. La abierta disposición del alcalde, la especial sensibilidad leonesa del vicealcalde y el empuje de la concejala de Deportes fueron definitivos. Y ya sólo falta acondicionar la pradera -soporte e identificar mediante rótulo digno su condición de deporte leonés: lucha leonesa; o bien «homenaje a la lucha leonesa». Olvidarse de tentaciones alucheras -«el aluche en su sitio»- que no identifica en absoluto, y en todo caso añadir la luchística maña en dinámica ejecución. La guinda ya sería «bautizar» al inmediato Palacio de Deportes con un hombre tan adecuado cual habría de ser Palacio de la Lucha Leonesa; como homenaje de reconocimiento de todo el deporte leonés, de todos los deportes, al deporte leonés por excelencia. Todo esto en clave de leonesidad se entendería sin más. En el balance, y como en tantos otros afines (homenaje a gratitud a La Braña, concurso de fotografías sobre lucha leonesa¿) pocas gracias a una insensible e inoperante federación, se mire por donde se mire. Y algunas gracias en este caso al seguimiento del Club Agrupación Provincial de Lucha Leonesa haciendo llegar a quienes correspondía sus inequívocos planteamientos; y que además en este caso venían a coincidir con el clamor general. Desde la proximidad, sin dejarlo de la mano y presionando municipalmente en la medida de lo posible. Pocas gracias a la federación, sí, pero luego «chupando cámara» en el séquito seudoinaugural (reinaugurador). Tan chusco como dejarse querer con el «aluchédromo» (ya se sabe «el aluche en su sitio»), cuando lo que menos se necesita es un gran recinto específico y puesto que cualquier pabellón o polideportivo se presta para practicar -y presenciar- lucha leonesa. De lo que se trata sería de explotar intensivamente tales prestaciones genéricas. Por lo demás se ha de empezar a considerar federativamente que al ayuntamiento se ha de acudir para algo más que para pedir subvenciones o una instalación para celebrar un corro. Algo está fallando en el cuidado de las relaciones externas, imagen proyección exterior¿ ¿O es que ni se plantea federativamente implicarse en frente ajenos a los trillados de siempre? ¿Qué pasa con la colaboración integral con la Universidad de León? Aparte de lo casi anecdótico de la cesión de sus instalaciones para entrenar y demás. Entrenamientos muy alejados, por cierto, de ese ideal de Centro de Tecnificación; y ya no añadimos lo de «y alto rendimiento para luchadores de élite» que se prometía en la anterior legislatura federativa. ¿Qué ha sido de la pomposamente anunciada, en esta legislatura, Fundación Lucha Leonesa? También aquí en clave de leonesidad, de federación propiamente leonesa, las cosas se verían desde otro prisma y con otra perspectiva¿ netamente leonesa. Con acento leonés, alejado de las veleidades castellanas que tienen por objetivo final, con descaro y sin decoro, una Federación Regional-Territorial-Autonómica Castellanoleonesa del Aluche Castellanoleonés. Para justificarlo desde la Fundación Villalar «como otro efecto vertebrador y de cohesión social en el ámbito regional, que nos hará a todos sentirnos más castellanoleoneses». Sin que se les llegue a replicar -«el aluche en su sitio»- que esta comunidad autónoma (que nos ha tocado en desgracia) la componen dos regiones y dos ciudadanías: castellana y leonesa.