El Villarreal saca los colores al Atlético y se sube al segundo peldaño de la liga

Lejos de sufrir el típico ataque de vértigo que padecen los modestos cuando se acercan a la cima, el Villarreal dio un repaso en toda regla a un Atlético vulgar, superó al Barça en el segundo puesto de la tabla y presentó su candidatura al título. Apostó Luis Aragonés por el «submarino amarillo» porque emerge desde abajo y, visto lo visto, su vaticinio no es ninguna locura. Desde luego, tiene las ideas mucho más claras que Madrid y Barça, ninguna presión del entorno y un estilo definido porque, entre otras cosas, el chileno Pellegrini lleva cuatro años en el banquillo. Acababa de sufrir un descalabro el Barça en el Lopera y a los locales no les tembló el pulso. Primero maduraron al Atlético y dejaron claro que no les iban a dejar contragolpear, después aprovecharon uno de los regalos clásicos de la zaga 'colchonera', en este caso de Perea, y más tarde dieron un baño a los de Aguirre en todas las líneas. Nada que ver este Atlético con el que hace una semana ganó bien en el Pizjuán. Ahí salió a por el partido y en El Madrigal regaló por completo la iniciativa a un rival que, si no le encimas, te marea. Si el Villarreal lograse repetir el gran final del curso pasado, donde sumó 24 de los últimos 27 posibles, los de Schuster pueden preocuparse, y mucho. De momento, se ha garantizado la Champions con un golpe de autoridad y bota El Madrigal. Atrás, estuvo espléndido. Y arriba, Nihat y Rossi se clavaron como dos estiletes en la blandengue zaga colchonera, peor aún cuando Pernía se fue lesionado y tuvo que entrar Seitaridis después de varios meses en el dique seco. El choque sólo estuvo equilibrado hasta que, a los 38 minutos, Perea fue incapaz de despejar con la derecha, hizo una cosa extrañísima con la zurda y dejó el balón muerto para que Cazorla fusilase a Abbiati. Cuando los rojiblancos aún buscaban una explicación, Nihat culminó una acción de tiralíneas y cerró el partido. En la reanudación, el Atlético de Madrid fue pura impotencia. Jamás creyó en la remontada y regaló la puntilla de Nihat.