Diario de León

CICLISMO-TOUR'09

Llega el Mont Ventoux, el gigante del viento y del infierno

Contador puede dar la puntilla al Tour en un «santuario» del ciclismo

Pantani y Armstrong cruzan juntos la meta en el Mont Ventoux.

Pantani y Armstrong cruzan juntos la meta en el Mont Ventoux.

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EFE

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El Mont Ventoux, el «gigante de la Provenza» o «el monte pelado», la cima que mañana coronará el Tour de Francia, con su paisaje lunar y sus 21,1 kilómetros al 7,6 por ciento de desnivel, ha forjado su leyenda en trece subidas durante la centenaria historia del Tour de Francia.

La de mañana será la décimo cuarta ocasión en la que se ascienda el mítico col, aunque no parece que vaya a ser decisiva para la victoria final, acabará de perfilar el podium final de París.

Este monte, que el poeta italiano Petrarca ascendió en 1336, nunca ha sido decisivo para la victoria final, pero sus rampas han sido escenario de algunas de las epopeyas de la ronda gala, desde la muerte de Tom Simpson en 1967 hasta el triunfo de Richard Virenque en 2002, el último en haber coronado la cima.

El primer ascenso a este coloso en el Tour fue en 1952 y acabó con victoria de Jean Robic en una edición en la que se impuso Fausto Coppi.

Tres años después Louison Bobet cimentó en el Ventoux parte de su éxito final en el podium de París.

En 1958 fue el luxemburgués Charly Gaul, acostumbrado al clima lluvioso, el que se impuso bajo un sol de justicia en el Ventoux en la primera contrarreloj que se organizó en su paisaje lunar. El luxemburgués completó los 21,5 kilómetros en algo más de una hora.

Hasta 1965 el Tour no tomó de nuevo las rutas del Ventoux, pero ese año la meta estaba por primera vez en su cima, donde Raymond Poulidor se impuso he hizo soñar a Francia con un triunfo final que finalmente se le escapó en beneficio de Gimondi.

Dos años más tarde el Ventoux se vistió de luto. El alcohol y otras sustancias, sumadas al calor desértico de las piedras del «monte pelado» provocaron la muerte de Simpson y engrandecieron la leyenda de la cima. El holandés Jan Jansenn se impuso en la cima, pero poco se habló de su triunfo.

Tres años duró el luto, aunque en aquella ocasión no desapareció el negro. El belga Eddy Merckx, que lo ascendía por ver primera, lucía un crespón negro en recuerdo al director de su equipo, fallecido la noche anterior. En sus rampas cimentó parte de su éxito final en París.

En 1972 fue Bernard Thévenet quien ganó en el Ventoux por delante de Eddy Merckx, Luis Ocaña y Raymond Poulidor. El belga se apuntó aquella edición.

Dos años después Gonzalo Aja coronó el Ventoux en cabeza, pero la cima del monte estaba demasiado lejos de la meta de Orange, donde acabó ganando el belga Josef Spruyt.

Veintinueve años tardó el Ventoux en volver a ver el pelotón del Tour. Y fue para volver a acoger una cronoescalada en la que el francés Jean-François Bernard logró una victoria por delante del colombiano Lucho Herrera y del español Pedro Delgado, lo que le permitió vestirse de amarillo. Un jersey que no supo aguantar hasta París, donde lo lució el escocés Stephen Roche.

En 1994 el Ventoux vivió la gesta de un sprinter, el italiano Eros Poli, que se escapó pronto y ganó la cima en solitario antes de imponerse en la meta de Carpentras.

Seis años más tarde el Ventoux sirvió para ver el renacer de Marco Pantani, que reaparecía tras haber sido controlado por EPO en el Giro de Italia del año anterior. El «Pirata» dejó descolgados a todos sus rivales en el Ventoux, pero no pudo deshacerse de un imparable Lance Armstrong, que vestía el amarillo.

Dos años más tarde Richard Virenque culminó en el Ventoux una larga escapada. Entre los favoritos, Armstrong respondió atacando a una ofensiva de Joseba Beloki y distanció a todos sus rivales en la general. EFE

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