Más dificultades que perdices

Un total de diecisiete escopetas participaron en este campeonato provincial celebrado en los cotos de Bustos y Tejados en la comarca maragata. El escenario de la prueba no estaba exento de dificultades. Unas 1.100 Hectáreas de terreno escarpado y cubierto de una espesa vegetación de encinas y monte bajo, con algunas cárcavas, pequeños sembrados y unos pocos cortafuegos. Si a esto unimos la climatología, con fueres rachas de viento en un día frío en el que el agua nieve amenazaba de forma constante, entenderemos la dureza de la prueba para cazadores y perros. Perdices, conejos de monte y alguna liebre son las piezas mas comunes, aunque escasas, en este acotado en lo que a la caza menor se refiere, pues también alberga bastante jabalí y algún corzo.

Desde las nueve y media de la mañana hasta las tres de la tarde los concursantes acompañados por los respectivos jueces debían emplearse a fondo para conseguir el cupo de perdices, tres por escopeta, de liebre, una por escopeta y de conejo sin cupo. Además podían disparar sobre otras especies cinegéticas que, si bien no puntuaban, si servían para dilucidar la clasificación en caso de empate. En los campeonatos de caza menor los empates suelen resolverse por el orden de entrada en el control. En este, sin embargo, la organización determinó que el orden no sirviese como referencia, tratando así y dada la escasez de piezas, de que primase la competitividad hasta el final.

Pocas perdices. Todos los participantes sabían las dificultades que entrañaba conseguir una perdiz, la pieza que más puntúa, en este terreno. Nadie por tanto imaginaba que dos de los diecisiete concursantes consiguieran el cupo. Lo cierto es que al poco tiempo de iniciarse la prueba ya se sintieron algunos disparos, lo que daba una cierta expectativa a los muchos aficionados que, desde el refugio, podían seguir las evoluciones de cazadores y jueces en la distancia. Tras la primera hora ya llegaban noticias en el sentido de que se habían abatido algunas perdices lo que aseguraba la clasificación sin necesidad de efectuar el temido sorteo. Hacia la una del mediodía entraba Rubén Arcadio López Campos, depositando en el control tres «patirrojas» y un zorzal. Prácticamente a la vez llegaba Miguel Angel Rodríguez con dos perdices. La indisposición del juez que le acompañaba aconsejó a este participante abandonar la prueba, aun a sabiendas de que dos piezas podrían ser insuficientes. A partir de este momento la duda de que alguien consiguiera superar a Miguel Angel mantuvo en vilo a los curiosos suscitándose todo tipo de apuestas y pronósticos, máxime cuando iban entrando cazadores que ni siquiera habían conseguido descargar la escopeta. La llegada a última hora de David Conde, con tres perdices, puso el punto final y determinó la clasificación. En total se habían abatido doce perdices, una codorniz y un zorzal. Nadie había avistado liebres pero si algunos conejos de monte y algunas perdices más que habían logrado escapar de los perdigones.

Una vez finalizado el campeonato y recogidos los perros, cazadores, jueces y acompañantes tenían una importante cita ante el cocido maragato que sirvió para reponer fuerzas y comentar las incidencias. A los postres el Delegado de la Federación de Castilla y León en la provincia, Miguel Fierro, se dirigió a todos con unas sencillas palabras de felicitación por a deportividad demostrada pasando a entregar los premios a los tres primeros clasificados. El campeón, Rubén Arcadio López, y el subcampeón, David Conde, se ganan el derecho a participar en el autonómico que se va a celebrar mañana sábado en el coto de Mengamuñoz, provincia de Avila. Miguel Angel Rodríguez queda como suplente pero, a tenor del interés demostrado por los dos primeros, se quedará sin competir en este año. Esta temporada el autonómico no dará paso al campeonato de España, ya que es preciso cerrar un ciclo y, tanto a las semifinales como a la final del nacional, irán los que se clasificaron el pasado año.