Diario de León

Al ex presidente de Caja Madrid no se le resistía ninguna compra con la tarjeta B

Blesa compaginaba gastar 8.900 euros en un día en el Ritz con pagar un bonometro.

Miguel Blesa, en una imagen de archivo, abandona la Audiencia Nacional.

Miguel Blesa, en una imagen de archivo, abandona la Audiencia Nacional.

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josé antonio bravo | madrid
León

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Desde estancias de alto ‘standing’ en hoteles de Marbella, Miami o Milán hasta compras de joyas y artículos de lujo en tiendas de Louis Vuitton, Miguel Blesa no se cortó ni un ápice a la hora de abusar de la tarjeta B (‘Black’) que se puso como presidente de Caja Madrid, y que fue la cuarta con mayor gasto en el decenio analizado por la Fiscalía Anticorrupción: un total de 436.688 euros entre el 1 de enero de 2003 y el 28 de enero de 2010, fecha en que fue relevado al frente de la entidad por Rodrigo Rato. Precisamente como ‘premio’ a su despedida, ese mismo día el polémico ex financiero se gastó 4.016 euros en material de electrónica e informática.

Apenas unas horas antes, había retirado 600 euros en metálico del cajero y a principios del mismo mes, ya sabiéndose fuera de la entidad, no dudó en gastar 3.506 euros en una estancia en un hotel de la cadena estadounidense Four Seasons. En total, durante enero se gastó más de 13.600 euros.

Para el que fuera máximo responsable de la caja de ahorros durante 14 años, no había gasto grande -en un solo día (el 26 de marzo de 2008) se gastó 8.911 euros en el lujoso Hotel Ritz de Madrid (aunque al hacerse en tres cargos de entre 2.800 y 3.300 euros es posible que estuviera costeando la estancia de otras tantas personas)- ni tampoco pequeño -era capaz de pagar con su tarjeta B desde un modesto bono de seis euros para el Metro de Madrid hasta las llamadas que hacía desde las cabinas telefónicas (incluso aunque apenas llegaran a los 50 céntimos)-.

Lo suyo, no obstante, eran las comidas en restaurantes de lujo -prácticamente todos los locales de más renombre en la capital de España eran habituales en su lista de gastos (de una sola vez cargó 1.098 euros por uno y en otro llegó incluso a pagar 189 euros por un ‘pan de lujo’), que costeó más de 76.500 euros en esos almuerzos y cenas- y, como no, los viajes.

Las retiradas de efectivo eran norma habitual para Blesa: casi 86.200 euros en poco más de seis años, pues raro era el mes que no acudía, al menos una vez, al cajero donde prácticamente siempre sacaba la misma cantidad (600 euros).

Más de 14.200 euros en gasolineras y otros 2.850 euros en papelerías y librerías completan el saldo de pagos de una tarjeta que prácticamente acaba cada mes ‘ardiendo’. Su media anual de gasto era de 54.600 euros, aunque varios meses llegó a gastarse más 10.000 euros: 10.674 euros en abril de 2005, 16.199 euros en abril de 2006, 17.935 euros en julio de 2006, 12.372 euros en agosto de 2007 y 10.987 euros en abril de 2008.

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