Diario de León

El sector exterior es el motor económico aunque el déficit comercial persiste

Puerto de Algeciras, desde donde salen muchas mercancías de España. A. CARRASCO RAGEL

Puerto de Algeciras, desde donde salen muchas mercancías de España. A. CARRASCO RAGEL

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david valera | madrid

«Las exportaciones son una de las variables más dinámicas de la economía». Esas son las palabras utilizadas por el ministro Luis de Guindos en cada intervención para resaltar el cada vez mayor peso del sector exterior en el PIB. De hecho, el Gobierno estima en el plan presupuestario enviado a Bruselas en octubre que el crecimiento de las ventas en 2017 será del 6,2%, lo que supone 1,4 puntos porcentuales más respecto al ejercicio anterior. Este es el ejemplo más reciente de una tendencia ascendente en los últimos años que ha permitido que el sector exterior se haya convertido en uno de los pilares de la economía española. Fue el sostén en los peores momentos de la recesión y ahora aporta el empuje extra para mantener el avance anual del PIB en el 3%.

Sin embargo, a pesar de esas mejoras que incluyen un récord de exportaciones casi cada mes, España no ha logrado evitar un importante déficit comercial. Además, tampoco ha conseguido diversificar los mercados de destino y sigue dependiendo de la zona euro (63% del total), lo que ha provocado que las empresas compitan por la vía de los precios gracias a la moderación salarial y a la baja inflación de estos años al no poder hacerlo por el tipo de cambio. Pero las dudas se centran en saber si el sector exterior ha madurado lo suficiente como para poder afrontar con garantías los riesgos del proteccionismo o de otras turbulencias.

Una de las pocas consecuencias positivas de la crisis ha sido el fortalecimiento del sector exterior. La fuerte recesión que atravesó España y que hundió el consumo de los hogares obligó a muchas empresas a mirar más allá de las fronteras para poder sobrevivir y compensar la caída de la demanda doméstica. De hecho, el número de compañías exportadoras ha crecido un 50% desde las 97.000 que existían en 2007 hasta las casi 150.000 de 2016.

Esta mayor internacionalización ha provocado que el peso del sector exterior aumente de forma significativa en la economía. Así, mientras que antes de la crisis este índice restaba al Producto Interior Bruto (en 2007 cuatro décimas), la situación diez años después ha dado un giro de 180 grados y la previsión del Gobierno es que en 2017 contribuya de forma positiva con cinco décimas.

Esa transformación también se deja notar en una espectacular reducción del déficit comercial. El saldo negativo se ha recortado un 81% desde 2007 al pasar de los 100.000 millones a los 18.753 millones de 2016. Sin embargo, a medida que el consumo de los hogares se recupera también lo hacen las importaciones. Y esto, paradójicamente, impide que el déficit comercial se elimine.

De hecho, los datos más recientes muestran un cambio de tendencia respecto a la senda descendente del ese saldo negativo. Así, hasta agosto (última cifra disponible) el déficit se ha incrementado un 50% respecto al mismo periodo del año anterior. Un retroceso que se explica por el mayor empuje de las compras (11,6%), que ya superan el ritmo de crecimiento de las exportaciones (9,1%). La previsión es que esa tendencia de las importaciones se mantenga sostenida por la fortaleza del consumo. Así, mientras que la previsión del Gobierno es que el ritmo de las adquisiciones seguirá estable hasta 2020, el crecimiento de las exportaciones se irá moderando en ese periodo.

El riesgo del proteccionismo

Otro de los retos que debe afrontar el sector exterior es el de diversificar sus destinos, todavía muy centrados en la zona euro a pesar de que en una década han pasado de representar el 70% de las ventas (2007) a descender al 50% en la actualidad.

En cualquier caso, los datos ponen de manifiesto que las exportaciones españolas no se han visto afectadas, de momento, por riesgos como el ‘brexit’ (en 2016 las ventas con destino al Reino Unido aumentaron un 5,1%), ni tampoco la ralentización del comercio mundial. Sin embargo, el Banco de España advirtió en sus últimas proyecciones que una «eventual intensificación de las tendencias proteccionistas que han comenzado a despuntar en algunos ámbitos» podría acarrear «consecuencias negativas» para la demanda de las exportaciones españolas procedentes de fuera del área del euro.

En cuanto a los sectores, los bienes de equipo siguen como el principal motor de las exportaciones tanto antes como después de la crisis, al representar alrededor de un 20% de todas las ventas. Ocurre lo mismo con el sector del automóvil, que se mantiene segundo al suponer un 16% de las exportaciones.

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