Diario de León

El Estado apunta a empresas estratégicas por miedo a perder el timón de la economía

Al recelo por el futuro de Telefónica, Naturgy o Talgo, se une el escudo público para las tecnológicas

El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, durante la presentación de sus resultados en febrero. FERNANDO VILLAR

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COLPISA
Madrid

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Lo que hace unos años era una operación empresarial de renombre hoy implica un seísmo económico y político que puede afectar a la seguridad del Estado. La onda expansiva de asaltos como el de la operadora saudí STC en Telefónica, el de la firma estadounidense BlackRock en uno de los principales accionistas de la energética Naturgy; el de la compañía húngara de ferrocarriles en el fabricante de trenes Talgo; o el continuo interés exterior por

Indra ha encendido las alarmas en el Gobierno. Y no solo en los ministerios económicos, sino también en «estratégicos» como Defensa o Exteriores. Detrás de cada uno de esos movimientos teóricamente empresariales se pueden esconder posiciones políticas que actúan como un caballo de Troya: aprovechan la coyuntura para tomar posiciones en empresas que manejan datos sensibles, seguridad nacional o control de infraestructuras clave para el funcionamiento de todo el país.

«Ya no quedan casi dinámicas de mercado, sino dinámicas que son realmente geopolíticas», explica Ángel Saz, director de EsadeGeo. «Hay que protegerse porque el mundo se ha vuelto geopolítico», explica. En esa espiral se han instalado ya los gobiernos de toda Europa. También España: el ‘shock’ del coronavirus destapó la vulnerabilidad de los pilares económicos, muy dependientes de otros países cada vez más lejanos, como China o los del Golfo Pérsico. En 2020, el Ejecutivo activó su escudo anti-opas: una norma para evitar que empresas extranjeras aprovecharan los precios de derribo de aquella época para entrar en firmas españolas.

Pero una vez superada la crisis, la amenaza sigue. Se acentúa. Y España ha optado por la intervención directa en compañías clave. Sigue la estela de otras potencias, como Francia, Italia y, en parte, Alemania. Aunque no hacen lo mismo otros territorios como Países Bajos, Reino Unido o los nórdicos porque ellos ellos filtran algunas inversiones.

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