La economía española estabiliza su crecimiento y el PIB avanza el 2,3%

La economía española mantuvo su ritmo de crecimiento en el tercer trimestre del año, periodo en que el Producto Interior Bruto registró un avance del 2,3% anual, el mismo que entre abril y junio, según las estimaciones adelantadas por el Banco de España en su informe trimestral de coyuntura. El instituto emisor, que lanza un mensaje tranquilizador sobre el endeudamiento de las familias, advierte sobre el déficit de productividad de la economía española. Durante el pasado verano, la demanda interna se ha acelerado una décima, hasta presentar un incremento anual del 3,3%, pero ese avance responde a un mayor consumo de los hogares, mientras aparece una relativa contracción de la inversión en capital fijo y el sector exterior sigue restando un punto al crecimiento. Las familias mantienen el gasto, explica el informe, porque el crecimiento de su renta disponible sigue siendo elevado. El empleo se mantiene, y los trabajadores han cobrado los pagos atrasados correspondientes a la desviación de la inflación. Los hogares registran, además, aumentos de su riqueza financiera, por la revalorización de las viviendas en propiedad y por la recuperación de las Bolsas de valores. Las condiciones holgadas de financiación de sus deudas no están restringiendo el consumo. La financiación recibida por los hogares volvió a crecer en el tercer trimestre a un ritmo del 16%, apoyada en los préstamos para la compra de vivienda, que todavía experimentaron una ligera reducción en su precio. Pese al aumento del endeudamiento, el Banco de España asegura que «la carga financiera de las familias continúa situada en unos niveles confortables, en torno al 14% de su renta disponible». También las empresas se benefician de los bajos tipos de interés, y, por añadidura, del entorno más favorable de las bolsas, que les ayuda a captar recursos ajenos. El instituto emisor tampoco recela del nivel de endeudamiento de las compañías. Alerta, sin embargo, ante la moderación en la recuperación de los niveles de inversión, que atribuye a la incertidumbre empresarial, en momentos en que las exportaciones, y con ellas la actividad de la industria, vuelven a presentar un retraimiento.