Diario de León

La empresa de componentes de automóviles clausura una planta con 234 empleados

Una multinacional francesa emplea a presos y cierra su fábrica de Orense

La compañía aprovecha la infraestructura de la cárcel y paga sólo por productividad

Un empleado de Valeo trabaja en la sede de la multinacional en Orense

Un empleado de Valeo trabaja en la sede de la multinacional en Orense

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A. Rodríguez - madrid
León

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La decisión de la dirección de la multinacional francesa Valeo parece irrevocable. Es más que probable que eche el cierre y deje en la calle a 234 trabajadores de su planta del polígono de San Cibrao das Viñas, en Orense. Y lo hará mientras mantiene un centro de producción con similar personal en la cárcel de Teixeiro, en La Coruña. Lo que allí comenzó tímida-mente hace algo más de un año y medio con un par de líneas de producción se ha convertido ahora en una central de trabajo que, aunque a tamaño reducido, copa prácticamente todos los locales de la prisión. Sólo ha sobrevivido a la invasión de las cablerías de Valeo un pequeño taller de carpintería. Lo demás está dedicado al sector del automóvil, con unos gastos que, según confirmaron fuentes de la prisión, distan mucho de parecerse a los que debería asumir de muros para afuera. Valor terapéutico Conocedor del valor terapeútico que supone para los reclusos este tipo de responsabilidad, uno de los funcionarios del centro penitenciario, contratado como educador, ironiza sobre el hecho de que la producción de un preso «no vale tanto como la que realiza un traba-jador en la calle». De hecho, a las cerca de doscientas personas que trabajan desde Teixeiro para la multinacional francesa -aunque se empezó trabajando únicamente para Citroën Vigo, se ha hecho cableado para exportar a Inglaterra- se les paga, en el mejor de los casos, un salario medio de 360 euros, siempre dependiendo de la productividad. Y eso, además del material necesario para el trabajo, es de todo de lo que se preocupa Valeo, pues, según fuentes de la cárcel, es la prisión la que se encarga de los costes que suponen poner los locales a disposición de la empresa, pagar las facturas de la luz o el teléfono. Asumen también los funcionarios el mantenimiento de la paz laboral, ya que la condición de preso no permite reivindicaciones sindicales ni petición de mejoras. Subcontratas Por eso el anuncio del cierre de la planta de Ourense -Valeo tiene también fábrica en Porriño y subcontratas en la cárcel orensana de Pereiro de Aguiar y en la cooperativa de integración gitana Xanela- no ha sentado bien en Teixeiro, en donde, siempre según los funcionarios, la empresa plantea cada vez más exigencias bajo la amenaza de dejar de colaborar con el centro penitenciario y trasladar la producción. «Todo tiene un límite y es casi imposible hacer frente a una competencia tan terrible como la que se da aquí», explicaron los trabajadores, que temen que se esté aprovechando el quehacer diario de los presos, a veces con jornadas que exceden las reglamentarias, para cerrar la planta de cablerías de San Cibrao das Viñas y dejar sin empleo a las 234 personas que trabajan en ella.

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