UGT cifra en 1.600 los puestos de trabajo que se perderán en Figueruelas

El futuro de Opel no está, ni mucho menos, escrito. La sociedad fiduciaria que recibió de General Motors los activos de la marca en Europa no tiene claro que Magna sea la mejor opción y ha abierto de nuevo la puerta a Fiat y al resto de pretendientes que en su día mostraron interés por la marca. Las presiones, la política y los distintos intereses crecen día a día y la marca italiana gana terreno, al menos en el juego de las negociaciones.

El pacto con la austriaco-canadiense Magna no deja de ser un preacuerdo que, además, no está completamente cerrado. La fiduciaria, controlada por dos miembros del Estado alemán, otros tantos de General Motors -”ya en manos de la Administración estadounidense-” y un independiente, tiene plena capacidad de decisión. La institución busca a un comprador solvente y, sobre todo, que plantee un plan industrial atractivo. Y, según fuentes próximas a la compañía, todas las espadas están aún en lo alto.

En España, el secretario general de UGT en la planta de Figueruelas, Pedro Bona, apuntó en la jornada de ayer que el programa de Magna podría suponer para la factoría zaragozana un ajuste de empleo de 1.600 personas, el 21% de su plantilla. Esa estimación, sin embargo, toma en cuenta el actual nivel de producción, mermado por la crisis y por la vigencia de varios programas regulación de empleo.