Diario de León

ELECCIONES FRANCESAS

Los franceses se vuelcan en las urnas

La afluencia en las presidenciales supera a la de la primera vuelta.

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MARTA LÓPEZ / París
León

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Los franceses están acudiendo en gran número a las urnas para elegir a su próximo presidente entre Nicolas Sarkozy y François Hollande. A las cinco de la tarde, tres horas antes del cierre de los colegios, la participación es del 71,96%, un punto y medio superior a la de la primera vuelta a la misma hora, según acaba de dar a conocer el Ministerio del Interior. La cifra es, sin embargo inferior a la registrada hace cinco años, cuando la participación final batió un récord histórico, situándose en el 83,97%.

A las 8 de la tarde se conocerán los primeros sondeos, que el favorito, Hollande, recibirá en su feudo de Tulle, en la Corrèze, donde ha votado esta mañana acompañado de su pareja, Valérie Trierwiler. En Tulle, ante la catedral, se espera que haga su primera declaración si estas encuestas le dan ganador. El presidente, Nicolas Sarkozy, recibirá los resultados en París. En el Distrito XVI de la capital ha votado esta mañana acompañado de su tercera esposa, Carla Bruni.

Últimos preparativos de los socialistas

En la sede parisina del Partido Socialista se aceleran los últimos preparativos para la que se espera que sea una gran noche. Una pantalla gigante se ha instalad en la calle, donde ya se empiezan a acercar los primeros militantes y simpatizantes. Si gana Hollande, la gran fiesta popular se trasladará a la plaza de la Bastilla, lugar cargado de simbolismo para la izquierda francesa. O en la Bastilla o en Solférino se espera que en algún momento haga su aparición el ganador. El PS lo guarda en secreto.

Y sin ganar todavía, el caso es que Hollande ha conseguido que su mensaje de no tanta austeridad y sí más crecimiento haya calado incluso más allá de las fronteras francesas, incluidas las instituciones europeas, y ha abierto muchas esperanzas en los países de Europa que más sufren la ortodoxia financiera, España entre ellos.

Si confirma su anunciada victoria, a Hollande le tocará acabar de convencer a los escépticos de que tanto rigor mata y que no es tarde para cambiar de rumbo. Francia, con su peso político y económico, es una voz que merece ser escuchada.

Por el cambio

Hace ya semanas que los sondeos pronostican el triunfo de Hollande y el clima que se respira en las calles de París y otras ciudades es favorable al cambio después de cinco años de sarkozysmo que han acabado por hartar a muchos franceses. Sin embargo, la última de las encuestas divulgada el viernes reducía a cuatro puntos la ventaja del candidato socialista sobre su rival (52% frente a 48%).

"El domingo todo es posible", advertía ayer el diario de izquierdas Libération. Mientras, según informaba el conservador Le Figaro, Sarkozy no descartaba un escenario parecido al de Florida en el año 2000, en el que después de varios recuentos un puñado de votos dio la presidencia a George Bush sobre Al Gore.

En la primera vuelta del 22 de abril, Hollande llegó en cabeza con el 28,63% de los votos. Sarkozy logró el 27,18%. Hoy, el candidato socialista puede contar además con la reserva de los sufragios de la izquierda radical y los ecologistas (un 14%), cuyos líderes han llamado a votar por él para "frenar a Sarkozy". Ninguno de otros candidatos que concurrió en primera vuelta ha pedido el voto para el actual presidente.

La ultraderechista Marine Le Pen llamó a votar en blanco y el centrista François Bayrou anunció que a título personal él apoyará a Hollande, escandalizado por la deriva extremista del discuso de Sarkozy. Por ello, la movilizacion de los abstencionistas de la primera vuelta (20,5%),de los votantes de Le Pen (17,9%)y de Bayoru (11,9%) serán hoy claves.

Resignación de Sarkozy

Resignado a perder el Elíseo, Sarkozy aspira a no tener que soportar una derrota sangrante que sea interpretada como un referendo a su gestión. Hollande necesita por su parte una victoria lo más amplia posible para legitimar las díficiles reformas que deberá llevar a cabo. El candidato socialista recibirá los resultados en Tulle, en su feudo de Corrèze. El PS guarda en secreto si luego se desplazará a París para festejar los resultados con la militancia socialista.

El partido ha convocado a sus simpatizantes en su sede principal, en la calle Solférino. Quizá luego la fiesta se traslade a la Bastilla, donde en 1981 los socialistas celebaron de forma espontánea la victoria de François Mitterrand.

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