Diario de León

ALERTA EN AUSTRALIA

Crónica al minuto: El secuestrador de Sidney ordena apagar las luces del café

El individuo ha pedido una bandera del Estado Islamico y afirma que ha colocado cuatro bombas en varios lugares. Tres hombres y dos mujeres han logrado salir del local, situado en el distrito financiero, en el centro de la ciudad

Una empleada del café sale corriendo del local, este lunes en Sídney.

Una empleada del café sale corriendo del local, este lunes en Sídney.

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EFE/ Sidney

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10.38. Los medios de comunicación locales aseguran que las luces del café se han apagado.

 

10.34. La Policía de Sidney avisa que la zona acordonada alrededor del café se mantendrá cerrada durante 24 horas después de que acabe el secuestro, cuyo fin por el momento no se vislumbra.

10.27. El comisionado Andrew Scipione, jefe de Policía de Nueva Gales del Sur, asegura que por el momento "no hay nadie herido" y lanza un mensaje de calma a la población. "Tenemos los mejores negociadores del mundo". Preguntado sobre la identidad del secuestrador, respondió: "No estamos especulando, estamos investigando".

10.17 El secuestro en el café de Sydney dura ya 11 horas. Algunos turistas que se han acercado al lugar se han hecho selfies, desatando las críticas en las redes sociales.

10.10 Varios periodistas de medios locales informan que la policía australiana les ha pedido que no revelen las demandas realizadas por el secuestrador. Las fuerzas de seguridad también han reclamado a los medios que no especulen sobre la identidad del captor.

La policía de Sídney (Australia) ha cerrado este lunes parte del centro de Sídney a raíz de la toma de rehenes por parte de un individuo armado en un popular café de la zona. Se desconoce el número de personas retenidas aunque la policía apunta que no son más de 30. Cinco de ellas han conseguido salir.

El secuestrador es un varón de unos 40 años que a primera hora de la mañana se ha atrincherado en el Lindt Chocolate Cafe, situado en la zona financiera Martin Place de Sídney. La policía ha logrado entablar conversaciones con el individuo, que, según la cadena de televisión Channel Ten, ha pedido una bandera del Estado Islámico y ha asegurado que ha colocado cuatro bombas en diversos puntos de la ciudad, un extremo que no ha confirmado la policía, que ha pedido discreción a los medios.

Según Channel Ten, que explica que ha hablado "directamente" con dos rehenes, estos le han transmitido "dos exigencias" del secuestrador: "Quieren que le lleven una bandera del Estado Islámico. Su segunda petición es hablar con el primer ministro". Los dos testigos citados por la cadena han añadido que el hombre "ha dicho que hay cuatro bombas, dos en el Lindt Café y otras dos en el distrito financiero".

CINCO REHENES ESCAPAN

Tres hombres han logrado salir de la cafetería, dos por la puerta principal y otro por una salida de emergencia, aunque no está claro si el trío ha escapado o bien el secuestrador les ha permitido salir. Casi una hora después, las cadenas de televisión han transmitido imágenes de otras dos mujeres que salían corriendo del local. "Otras dos rehenes liberadas mientras la Policía nos mueve. El total de liberados es cinco ahora", ha señalado la reportera de la ABC Lucy Carter, en el lugar de los hechos, a través de su cuenta de Twitter.

"Fui a entrar en la cafetería, pero la puerta estaba cerrada. Nunca está cerrada. Me fijé y vi a gente sentada en el suelo y un hombre con un pañuelo (en la cabeza) y barba andando entre ellos. Entonces fue cuando llegó la policía y los rehenes se pusieron con los brazos abiertos contra los cristales", ha explicado un testigo al canal ABC 24 horas.

Dos supuestas rehenes, una mujer que trabaja en el local y una clienta, sujetaron contra el cristal de la entrada una bandera negra con un texto en árabe en el que se lee 'No hay otro Dios que Alá y Mahoma es el mensajero de Dios'. La cadena local ABC afirma que no es un emblema del Estado Islámico (EI), sino una 'shahada' o declaración de la fe islámica.

Una trabajadora del establecimiento que ha sido secuestrado, cuyo turno comenzaba a las 11 de la mañana, explica que el local suele estar lleno a estas horas. "Es un lugar en el que siempre hay gente. A muchos los veo todos los días, son como una familia. Es bueno que no esté allí, dentro con ellos. Pero, por otra parte, me gustaría estar allí y decirles 'todo va a salir bien'", ha señalado.

CENTRO ACORDONADO

La policía ha cerrado parte del centro de Sídney y evacuado a los residentes como medida de precaución, a la par que intenta contactar con el secuestrador y los rehenes. Decenas de policías preparados para intervenir y miembros de la brigada para desactivación de explosivos rodean el edificio donde se encuentra la cafetería a la espera de ordenes o nuevos acontecimientos. Las autoridades, además, rastrean a fondo la Casa de la Ópera de Sídney, marcada como objetivo por Al Qaeda, en busca de posibles artefactos explosivos.

PRUDENCIA DEL GOBIERNO

El primer ministro de Australia, Tony Abbott, ha expresado su cautela al referirse al secuestro y ha evitado pronunciar la palabra terrorismo. Sin embargo, ha admitido que el secuestrador actúa por "motivaciones políticas". "Es profundamente estremecedor que gente inocente sea retenida como rehén por una persona que reivindica motivaciones políticas", ha dicho Abbott en una intervención televisada desde un comisaría de policía.

Los líderes de la comunidad musulmana de Australia han condenado de manera pública el incidente, al señalar que el suceso va contra los preceptos del islam.

Según el experto en seguridad del Instituto tecnológico de Melbourne, Joe Siracusa, el secuestrador iba a alguna parte en la zona --donde se encuentra el Barco de la Reserva o el Parlamento de Nueva Gales del Sur--, le vieron y decidió refugiarse en el café. "Le ha tocado un mal día y no sabe qué hacer ahora. Suceda lo que suceda sabe que le han atrapado, así que estará desesperado", ha considerado Siracusa en declaraciones a la emisora de radio de ABC.

En septiembre pasado, las autoridades australianas elevaron la alerta terrorista a lato por la posibilidad de posibles ataques terroristas a cargo de una sola persona, pequeños grupos o grandes organizaciones.

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