ESPIONAJE NORTEAMERICANO
Valls reclama un código de buenas prácticas entre aliados para impedir las escuchas
El primer ministro francés exige a Washington reparar el "daño" causado a la relación de confianza entre los dos países
El primer ministro Manuel Valls sale del Elíseo, este miércoles.
Una vez adoptadas las primeras medidas en el Consejo de Defensa presidido por François Hollande, el escándalo de las escuchas a las que fueron sometidos los tres últimos presidentes franceses por parte de los servicios secretos norteamericanos se trasladó a la Asamblea Nacional, donde el primer ministro, Manuel Valls, reclamó a la Administración Obama un código de buenas prácticas entre aliados.
Además, exigió a Washington reconocer y reparar el “daño” que las actividades de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) han ocasionado a las relaciones bilaterales, presididas hasta ahora por una amplia colaboración, entre otros aspectos, en materia de lucha antiterrorista. “Estas prácticas constituyen una grave violación del espíritu de confianza que debe movernos”, ha dicho Valls en el hemiciclo.
Aunque admitió que las revelaciones de Wikileaks recogidas por los diarios franceses Libération y Mediapart “no suponen una verdadera sorpresa”, el primer ministro dejó claro que estos hechos son “inaceptables”, máxime cuando emanan de un país amigo y aliado.
“No es legítimo, en nombre del interés nacional, vigilar las comunicaciones de los líderes políticos”, ha continuado tras insistir en que el “respeto recíproco de la soberanía” es un principio fundamental para mantener la confianza en materia de seguridad.
Ley francesa
Curiosamente, la crisis de las escuchas coincide con la aprobación en la Cámara baja de un controvertido texto legislativo que refuerza el poder de los servicios secretos franceses y faculta a los agentes para pinchar teléfonos e interceptar comunicaciones telemáticas sin mediación judicial.
Consciente de las críticas por dar a luz una ley que puede permitir precisamente los actos que censuraba este miércoles la Asamblea, Valls se ha defendido diciendo que el texto francés no cuestiona las libertades y no hará posible actividades como las de la NSA.
“Francia tiene que perfeccionar los medios para proteger la independencia nacional. Hay que hacerlo con los servicios secretos y en materia de seguridad de las telecomunicaciones”, ha argumentado.
“No, contrariamente a ciertas especulaciones mediáticas, Francia no practica la vigilancia de las comunicaciones de sus socios europeos o aliados”, ha insistido.