Diario de León
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Pakistán. Su Gobierno se ha erigido en el principal aliado de EE. UU. en la región donde se esconde Bin Laden, el principal sospechoso de los ataques terroristas en suelo norteamericano. Islamabad ha prestado su territorio como posible base de lanzamiento de una ofensiva terrestre contra Afganistán, e incluso un comando de agentes especiales han llegado ya a la frontera afgano-paquistaní. Sin embargo, Pakistán dista mucho de ser un fiel y seguro aliado de Estados Unidos en esta empresa. Aunque la tensión entre los dos países limítrofes ha crecido enormemente en los últimos tiempos y ambos han acumulado unidades del Ejército a ambos lados de la línea fronteriza, el Gobierno de Islamabad venía manteniendo buenas relaciones diplomáticas con los talibán antes de que se desatara la crisis mundial. No hay que olvidar que Pakistán se define como una república islámica y que la gran mayoría de sus habitantes son musulmanes. Desde otros puntos de vista, Pakistán es un amigo peligroso. Para empezar, dispone de armas atómicas y se ha negado a firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Además, mantiene una duradera disputa territorial sobre la región de Cachemira con India, su vecina oriental, y que también cuenta con armamento nuclear. Esta inestabilidad política ha sido una constante desde la fundación de la república, en 1947, cuando el viejo Imperio Británico dividió su territorio en India y Pakistán. Corta historia, plagada de levantamientos castrenses. El último, en octubre de 1999, cuando Sharif fue depuesto por el golpe militar de Musharraf. La India. Junto a Pakistán y Bangladesh integra el denominado subcontinente indio, es el séptimo país más extenso del mundo y el segundo más poblado, después de China. En este inmenso país conviven una multitud de pueblos con características físicas y culturales muy distintas, que se expresan en 15 grandes idiomas y más de 1.000 dialectos. La Constitución india (1949) intenta erradicar el antiguo sistema de castas que, durante siglos, ha impedido avanzar socialmente a los estratos más bajos del sistema: los intocables. La religión mayoritaria es el hinduismo, cuya coexistencia con el islam (11% de la población) y los sijs (2%) no ha estado exenta de conflictos, a menudo cruentos. Los problemas con Pakistán, que desde los tiempos de Benazir Bhutto apoya abiertamente a los separatistas musulmanes del Estado indio de Cachemira, embarcó a ambos países en una carrera armamentista que ha desembocado en su conversión en potencias nucleares.

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