El francotirador de Washington mata a una mujer, su víctima número nueve

El francotirador de Washington volvió a atacar. Delante de los ojos de su marido, una mujer de 47 años moría la noche del lunes en el aparcamiento de un centro comercial en el distrito de Fairfax, tras recibir un disparo en la cabeza que la mató en el acto. Se trata de la décimo primera víctima - la novena mortal - del misterioso asesino que mantiene atemorizada la región desde principios de octubre, confirmó la policía tras analizar la bala. El ataque anterior, que causó la muerte a un hombre de 53 años, fue tres días antes, a unos 60 kilómetros al sur de Washington. El matrimonio había realizado compras en el centro comercial, ubicado a unos 15 minutos en coche del centro de Washington. En el estacionamiento techado, ambos estaban colocando las bolsas en su vehículo cuando sonó el disparo. Otras personas que estaban allí creyeron que había reventado un neumático. Sin embargo, cuando vieron que la mujer caía al suelo salieron corriendo, temiendo por sus vidas. «Todos entraron en las tiendas», informó el empleado de la construcción Manuel Solís. «Cierren las puertas», gritaba un hombre, mientras los clientes dejaban caer sus bolsas y buscaban refugio en la parte trasera del «Home Depot», nombre del centro. Pero el peligro había pasado. Once disparos, once víctimas. La seña de identidad del misterioso asesino es derrumbar a sus víctimas con precisión mortal y desaparecer silenciosamente. Sólo en dos ocasiones no logró su objetivo. Una mujer sobrevivió al disparo en otro estacionamiento, al igual que un niño de 13 años, que fue alcanzado delante de su escuela. Testigos oculares vieron en Fairfax una vez más una camioneta sospechosa de color claro. Una de las luces traseras aparentemente está rota. La policía tiene la esperanza de que alguno de los testigos recuerde su número de matrícula, dijo el jefe policial de Fairfax, Tom Manger. A pesar de la que la policía acudió al lugar del asesinato en pocos minutos y cercó el recinto del centro comercial, ya no había huella del atacante. «Aquí hay muchas salidas. Es imposible decir en qué dirección podría huir alguien de este centro comercial», dijo Manger.