Sharon ofrece un Estado palestino a cambio de la paz

A partir de ahí predominaron las divergencias y el hecho de que las dos partes calificaran el encuentro de «muy positivo» y «distendido» tiene que valorarse con cautela. Es cierto que Sharon ofreció una retirada gradual del Ejército de las ciudades de Cisjordania, sin embargo los palestinos no pudieron aceptar el ofrecimiento. El ministro de Exteriores, Nabil Shaaz, explicó que la policía palestina no se puede hacer cargo de la seguridad sin que previamente se llegue a un acuerdo de alto el fuego con los fundamentalistas. Sharon insistió en que los palestinos tienen que poner fin al terrorismo «inmediatamente», encarcelar a los militantes y desarmar las milicias. Abu Mazen, por su parte, reiteró que espera que las negociaciones que mantiene con Hamás den su fruto «en cuestión de días». Abú Mazen querría llegar a la cumbre del miércoles con un acuerdo en el bolsillo con Hamás. Los fundamentalistas han iniciado un debate interno en el que participan sus dirigentes más cualificados y que sigue abierto. Hamás pide que el Ejército israelí deje de llevar a cabo incursiones en Cisjordania y Gaza, y sólo entonces dejaría de cometer atentados contra civiles en el interior de Israel. El alto el fuego no incluiría los ataques y atentados contra soldados y colonos en los territorios ocupados. Sharon no especificó las dimensiones del nuevo Estado. Las dos partes están hablando de un Estado diferente. Los palestinos quieren establecerlo en toda Gaza y Cisjordania, incluyendo Jerusalén oriental, lo que equivale a un 22% de la Palestina histórica. Los israelíes, con Sharon a la cabeza, quieren anexionarse una gran parte de Cisjordania y no desean hablar para nada de Jerusalén. Mientras, la construcción de viviendas para colonos no se detiene. Al contrario, continuamente se están aprobando proyectos para ampliar los asentamientos.