Diario de León
Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ ARRIBAS
León

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Siempre es bueno para todos que los presidentes de Estados Unidos y de Rusia se consideren amigos. Y mucho mejor para la seguridad mundial que ratifiquen los acuerdos para reducir el número de cabezas nucleares de cada uno. George W. Bush y Vladimir Putin han escenificado la superación de las diferencias causadas por la guerra en Irak q porque Washington aceptó estudiar que las empresas petrolíferas rusas no se vean perjudicadas en la nueva etapa iraquí y se respeten los contratos que tenían firmados. En el tablero de intereses del mundo, Bush juega el papel unilateral de única superpotencia mientras que Putin hace valer su arsenal de armas nucleares para conseguir apoyo económico para su desarrollo y mantener un cierto peso internacional. Les une la lucha contra el terrorismo y ninguno realiza preguntas inoportunas, ni sobre Sadam Huseín y las armas de destrucción masiva, ni sobre Chechenia. Donde se ha vuelto a encender la luz roja de alarma ha sido en Irán con más intensidad, si cabe, que en días anteriores porque la preocupación sobre su supuesto programa nuclear no es una obsesión únicamente norteamericana, también rusa. Este es el resultado más notable del encuentro Bush-Putin y ya veremos si Washington consigue más adeptos a la preocupación por las iniciativas nucleares iraníes en la cumbre de Evián del G-8. La primera impresión es que la apertura de una crisis con Irán va a significar otro enfrentamiento con Francia. Son conocidas las buenas relaciones que mantienen grandes empresas galas con el régimen de los ayatollas. Y la frialdad entre Bush y Chirac se mantiene.

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