Diario de León

Un represor gana las elecciones al hijo de un desaparecido argentino

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Agustín Bottinelli - buenos aires
León

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Las elecciones a intendente de la ciudad de San Miguel, capital de la provincia argentina de Tucumán, tuvieron un resultado reñido, el general Antonio Bussi superó por solo 17 votos al candidato peronista, Gerónimo Vargas Aignasse. Pero más allá de este guarismo electoral hay otra historia que hace que sea difícil explicarse la actitud de los votantes. El general Bussi, fue el gobernador de facto de esa provincia durante la dictadura militar, por mandato del gobierno de Jorge Rafael Videla. El padre del candidato justicialista, Guillermo Aignasse, desapareció tras el golpe militar de 1976 justamente mientras Bussi gobernaba a fuego y miedo el pequeño territorio de la provincia más pequeña de Argentina. El fue uno de los miles de tucumanos desaparecidos durante la gestión del general en esa provincia, donde se libraron los más duros combates entre el ejército y los grupos subversivos. El propio Vargas Aignasse reconoció su dolor: « El pueblo sabe lo que significa este resultado para mí. Me duele perder, pero soy absolutamente democrático. No se olviden que soy hijo de un hombre que dio su vida por la democracia » . Pero el fenómeno va más allá porque Bussi también fue gobernador electo de Tucumán cuando volvió la democracia al país y en medio de escándalos de corrupción con denuncias sobre cuentas en Suiza de dinero supuestamente robado a sus víctimas. Los tucumanos lo eligieron pese a todo y ahora lo han vuelto a hacer, por escaso margen, pero le dieron el triunfo. Algunos observadores políticos hablan del 1396984945 síndrome de Estocolmo 1396986481 , ese proceso psicológico que se produce entre los raptores y el raptado, que en este caso se da entre los tucumanos y su represor. El general jamás dejó su forma autoritaria y sus gestos despectivos ante sus enemigos políticos o en sus mensajes públicos. Gerónimo Vargas Aignasse no impugnará el resultado y tampoco basó su campaña en confesarse un victimario de su rival electoral, pero ahora él tampoco encuentra mucha justificación en lo sucedido y se pregunta, como tantos argentinos, por la calidad de la democracia en Argentina.

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