La clave en tres palabras

En su debut público como secretaria de Estado (Londres, ayer, conferencia de prensa junto a su colega británico Jack Straw), Condoleeza Rice dijo que un ataque militar contra Irán, «sencillamente no está en la agenda en este momento ( 'at this point ')». Ni que decir tiene que la precisión temporal debe ser retenida como lo principal en la medida en que acerca nítidamente el punto de vista al expresado por Bush hace una semana: tampoco está ahora sobre la mesa el recurso a medios militares, pero «no los descartamos». El asunto ganó interés porque se esperaba lo que dijera sobre el régimen en su mensaje sobre el estado de la Unión. Y no defraudó: Irán «es el mayor patrocinador del terrorismo en el mundo». La señora Rice, de la que se dice que su gran autoridad procede de su gran competencia profesional unida a la completa confianza política y personal del presidente, añadió una cruda descalificación del régimen iraní, al que tildó de «aborrecible». En Teherán habían respondido a las palabras de Bush por boca del Guía (el más alto rango político del país). Alí Jamenei dijo que Washington es una de las siete cabezas del dragón del mal de la leyenda y, menos metafóricamente, añadió que «cuatro presidentes han fracasado en acabar con la revolución y que el quinto también fracasará». La referencia a Carter, Reagan, Bush padre y Clinton, sin ser inexacta, pide matices: el nivel de agresividad de Clinton fue nada comparado con el vigente y hasta propició la distensión (misiones deportivas, fin del boicot a ciertas importaciones, excusas de Madeleine Albright por el apoyo de Washington al sha). En Londres tienen un entusiasmo algo más que limitado ante la posibilidad de que Washington considere una solución militar a la cuestión iraní. «Sobre Irán estamos en cordial desacuerdo con Washington», dijo el año pasado Straw. De modo que, en caso de aventura, los norteamericanos deberían hacerlo solos. Pero bueno, no por ahora, no ' at this point '.