Diario de León

Un hombre dispuesto a aparcar sus creencias

Publicado por
David Beriain - redacción
León

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Yafari no es su apellido. Es el pseudónimo que tuvo que adoptar Ibrahim al Ucheiqar cuando con 19 años entró a militar en el partido islámico chií Al Dawa, entonces clandestino. Ibrahim al Yafari era un joven de Kerbala de clase acomodada y fuerte compromiso religioso. Su fama de serio y trabajador (se graduó en Medicina en 1974 por la Universidad de Mosul) le hizo ganar puestos en el partido a finales de los setenta, en un tiempo en que su organización se enfrentaba al partido Baaz en el que ya despuntaba Sadam Huseín. Aquellas luchas se cobraron la vida de 140.000 seguido-res de Al Dawa y dieron con los huesos de Al Yafari en el exilio, donde ha permanecido 23 de los 58 años que tiene, primero en Irán y después en Londres. Pese a ese pasado de clandestinidad y lucha, cuando volvió a Irak tras el fin de la guerra hizo lo posible por adaptarse al nuevo escenario político y llegó a ser vicepresidente del Gobierno interino. De hecho, encarna en sí mismo la imperiosa necesidad de consenso que se ha apoderado de la política iraquí y los sacrificios y concesiones que ello implica. De los dos principales partidos que integraron la lista chií ganadora de las elecciones, Al Yafari es el líder del más moderado y, por lo tanto, el más asumible por kurdos y suníes. Ferviente religioso, se ha sabido ganar el apoyo de los laicos al asegurar que no buscará un Estado con-fesional basado en la sharia (la ley islámica), sino uno que se base en los derechos humanos y el respeto a la mujer. Enemigo histórico del partido Baaz, desde que volvió al país ha apoyado su integración en las estructuras de poder. Aliado natural de Irán, defiende la per-manencia de las tropas de EE.UU. en Irak, aunque, eso sí, quiere que abandonden el país lo antes posible.

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