Diario de León

| La nueva América | La influencia de Venezuela en la crisis de Bolivia |

La revolución bolivariana se extiende por la América andina Presos en Ecuador se crucifican y se cosen la boca para protestar Unos 600 muertos y más de un millón de evacuados por las riadas en China

Los movimientos sociales que auparon a Hugo Chávez al poder son los mismos que han obligado a renunciar a dos presidentes bolivianos en menos de dos años

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Xurxo Melchor - redacción agencias | quito efe | pekín

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«Ante el atropello de los poderosos, la única alternativa es unirnos, por eso les convoco a todos a la globalización de la revolución, globalizando las luchas por la libertad y la igualdad de los hombres». La frase es de Hugo Chávez y fue pronunciada el 14 de abril del 2003 ante un grupo de personas entre las que se encontraba Evo Morales, líder de las revueltas populares que han obligado a dimitir a dos presidentes de Bolivia en menos de dos años. También estaba Blanca Chancoso, una dirigente del movimiento indígena de Ecuador. A la vista de los acontecimientos, no puede decirse que los indígenas bolivianos y ecuatorianos no tomaran buena nota de las palabras del presidente de Venezuela. Tan sólo seis meses después de aquella reunión, en octubre del 2003, el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, se veía obligado a dimitir tras 32 días de revueltas en las que murieron 82 personas. Año y medio después corría la misma suerte su sustituto, Carlos Mesa, que dejó el cargo a principios de este mes. Venezuela fue la primera chispa del polvorín andino. El fuego se ha propagado ahora a Bolivia y Ecuador y las llamas amenazan con extenderse a Perú y Colombia. El fenómeno es idéntico en los cinco países que componen la región. Una larga crisis económica dispara la conflictividad social y provoca el desplome de las organizaciones políticas tradicionales, incapaces de dar respuesta a las necesidades de la población. En ese contexto, surgen movimientos de izquierda de corte nacionalista e indigenista que proponen refundar la república mediante una asamblea constituyente, exigen la nacionalización de los hidrocarburos y de la industria y defienden la integración latinoamericana para hacer frente al que consideran el causante de su subdesarrollo económico: el «imperialismo yanqui». Es lo que se denomina bolivarianismo, ideología inspirada en el Libertador Simón Bolívar. La revolución bolivariana triunfó en Venezuela en 1998 y se ha convertido en el ejemplo a seguir por los movimientos populares de los demás países. En Ecuador, la izquierda y las poderosas organizaciones indígenas lograron destituir en el 2000 al presidente Jamil Mahuad tras una revuelta en la que tomó partido Lucio Gutiérrez, al que después auparon a la presidencia de la república. La similitud con el caso venezolano hizo que a Gutiérrez lo apodaran «el Chávez de Quito». Sin embargo, seis meses después traicionó a los indígenas y se alineó con EE. UU., lo que le valió que el pasado mes de abril una nueva revuelta le obligara a dimitir y exiliarse. La Paz y Quito tienen actualmente gobiernos de transición y los movimientos bolivarianos ya han anunciado que concurrirán a las próximas elecciones. El resultado de esos comicios será crucial para el futuro de la región. La nueva América con la que sueña Hugo Chávez se juega en Bolivia y Ecuador. Apoyo a Repsol YPF El Gobierno de España puede recurrir a un acuerdo de protección recíproca de inversiones vigente con Bolivia ante las previsibles consecuencias que una reciente reforma petrolera tendrá sobre la empresa Repsol YPF, advirtió ayer el embajador español en el país andino, Francisco Montalbán. En un breve contacto con la prensa después de reunirse en La Paz con el ministro de Hidrocarburos boliviano, Jaime Dunn, el diplomático indicó que las condiciones de la nueva Ley de Hidrocarburos «no se adecúan al esquema contractual que en su momento se estableció». Montalbán aclaró que «es la propia empresa la que tiene que tomar sus decisiones», en alusión a la posibilidad de recurrir a la justicia por el cambio de reglas de juego. Unos 10.000 presos ecuatorianos -el 90% de la población carcelaria- cumplieron ayer el cuarto día de una protesta que, dijeron, mantendrán hasta que el Congreso apruebe una rebaja de penas y se adopten medidas para solucionar el hacinamiento en los penales. Algunos de los presos de los penales de Guayaquil se crucificaron el jueves y ayer aún continuaban colgados de crucifijos hechos por sus compañeros, varios se cosieron la boca y otros se sacaron sangre por medio de cánulas en los brazos. Una reunión entre el ministro de Gobierno (Interior), Mauricio Gándara, y portavoces de los reclusos concluyó sin un acuerdo para levantar el movimiento, a través del cual los internos mantienen el control pacífico de siete prisiones, incluidas las dos más grandes del país, en Quito y Guayaquil. Según Washington Grueso, dirigente de los detenidos, en Ecuador hay 34 cárceles con capacidad para 6.500 personas, pero albergan a 11.650, y la petición es que se aplique el denominado dos por uno (dos años de sentencia por uno de prisión). China entró ayer de lleno en la estación de las lluvias, con al menos 536 personas muertas y 137 desaparecidas por las riadas en todo el país, y con la previsión de nuevas precipitaciones para las próximas horas. Según declaró ayer un portavoz del Centro Estatal de Control de Inundaciones, las lluvias torrenciales caídas en los últimos diez días han afectado sobre todo al sur del país, con las provincias de Cantón y Fujian, y la región autónoma de Guangxi a la cabeza. Violentas tormentas sacudieron varias ciudades, donde las aguas llegaban hasta el tercer piso, según las imágenes de la televisión china, y en las montañas, poderosos torrentes arrasaron miles de viviendas, atrapando bajo el lodazal a un número indeterminado de personas. De momento más de 44.376.000 personas se han visto afectadas por los diluvios de los últimos días, que provocaron crecidas sin precedentes en los ríos Xijiang y Beijiang, afluentes del Perla.

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