La prensa norteamericana habla de «zona de guerra» y «envío de tropas»

En el Ministerio de Asuntos Exteriores francés no salen de su asombro por la reacción de la prensa internacional y algunos gobiernos ante los disturbios de esta última semana en los barrios marginales de París. Las comparaciones con la situación en Bagdad de la prensa alemana o la llamada de Pekín para que sus ciudadanos eviten desplazarse a Francia han llevado al de-partamento a pedir que «las cosas vuelvan a sus justas proporciones». El Gobierno portugués ha puesto sus consulados a disposición de sus ciudadanos residentes en Francia para prestarles cualquier tipo de asistencia si tienen que hacer frente a una emergencia a causa de los disturbios. El Ministerio de Exteriores ruso ha desaconsejado seriamente los viajes de placer. En este caso, la iniciativa se produce después de que un autobús que debía trasladar a un grupo de turistas desde un hotel de Saint Denis fuera tomado por medio centenar de jóvenes. El vehículo fue secuestrado cuando esperaba vacío la llegada de los pasajeros. Entre los medios de comunicación, los más críticos han sido los norteamericanos. Para mayor exasperación francesa, la CNN ha llegado a hablar de la periferia parisina como de una «zona de guerra», e incluso ha especulado con un «posible envío de tropas». El tono dramático de los titulares y su conclusión de que esto significa «el fracaso del modelo» galo han animado al portavoz de Exteriores Jean-Baptiste Mattéi a llamar al sentido común: «Tenemos que devolver esto a sus justas proporciones. Son incidentes muy serios y hay que tomarlos como tales» pero sin dejar que las cosas «vayan más allá de la realidad». Rechazo a la integración Hace siete años, el periodista británico Jonathan Fenby describió en su libro On the Brink (Al límite) las «banlieues» o suburbios franceses como el «germen de una nueva forma de sociedad que rechaza la tradicional política integracionista del Estado francés y que asusta a aquellos que desean que todos convivan ordenadamente regidos por las mismas leyes». Construidos en las décadas de los 60 y los 70 para aliviar las ciudades del exceso de población, los suburbios frances, habitados principalmente por inmigrantes y minorías étnicas, se han convertido en el «vertedero» para los pobres y desprovistos de derecho al voto y en el almacén de todos los problemas sociales de Francia.