Bachelet llega a La Moneda con el apoyo del 53% de los chilenos

La socialista Michelle Bachelet se convertirá el próximo 11 de marzo en la primera mujer que llega a la presidencia de Chile, después de cumplir ayer los pronósticos y ganar la segunda vuelta electoral, con el 53,22% de los votos, frente al 46,77% que obtuvo el candidato de la derecha, Sebastián Piñera, con el 67% escrutado. A pesar de que los primeros recuentos indicaban una diferencia más estrecha entre ambos candidatos, finalmente se confirmaron los seis puntos de margen vaticinados el jueves por la última encuesta. Bachelet habría ganado en casi todas las regiones del país y obtuvo excelentes resultados en el área metropolitana de Santiago. El resultado fue hecho público por el ministerio del Interior mucho antes de lo que estaba previsto. Inmediatamente, la alegría se desbordó en el hotel donde estaba el cuartel general de la Concertación, situado en la Alameda y muy cercano al palacio de La Moneda. Un escenario instalado en el exterior del establecimiento esperaba a Bachelet para dirigirse a sus partidarios, muchos de los cuales recorrieron las calles de Santiago enarbolando banderas y haciendo sonar bocinas. Ese ambiente festivo contrastaba con las caras largas de los dirigentes de la Alianza, que veían cómo una vez más la derecha no lograba desalojar a la Concertación del poder. La coalición de centroizquierda lleva gobernando Chile desde el fin de la dictadura, en 1990. La jornada electoral se desarrolló con normalidad, a excepción de un incidente que afectó al actual diputado, y senador electo Pablo Longueira, destacado pinochetista y dirigente de la Alianza. Longueira, nieto de gallegos, se inscribió para votar en un colegio electoral del extrarradio santiaguino, tradicional feudo de la izquierda. Al igual que pasó el 11 de diciembre, el político derechista fue increpado por un grupo de personas, que le arrojaron objetos mientras le gritaban «¡Asesino!». Una persona fue detenida. La anécdota más significativa de la jornada se vivió cuando votó el actual presidente, Ricardo Lagos. Entre aplausos constantes, encajadas de manos, besos y abrazos, Lagos se abrió paso hasta su mesa. Una vez allí, el presidente se puso religiosamente a la cola, pues había dos electores esperando su turno, con quienes departió amistosamente ante las caras de sorpresa de éstos. En ese momento de relativa calma, surgió un grito espontáneo de entre la multitud: «¡2010, 2010!». La consigna hacía referencia al año en que Lagos puede volver a ser candidato a la presidencia, ya que en Chile no se permite la reelección. El líder socialista nunca ha confirmado tal posibilidad, pero es un rumor a voces en Santiago, ya que es el presidente más valorado de la historia, con un 75% de apoyo popular.