Diario de León

El ministro de Exteriores francés califica el hecho de «primicia» y de «vital importancia»

Hamás rompe con el integrismo y condena los atentados de Dahab

Los investigadores encuentran destrozados tres cadáveres de presuntos suicidas

Turistas y egipcias protestan unidas contra el triple atentado del lunes en Dahab

Turistas y egipcias protestan unidas contra el triple atentado del lunes en Dahab

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Marta Miera - Dahab (egipto)
León

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Desde el presidente de Estados Unidos, al primer ministro de la Autoridad Palestina y la Liga Árabe, además de los jefes de Estado de la Unión Europea, coincidieron en sus condolencias al Gobierno egipcio y condenaron el atentado del lunes en Dahab. Las tres explosiones consecutivas en la zona turística de Dahan dejaron 18 muertos, de ellos 12 egipcios y 6 extranjeros -una rusa, un suizo, una libanesa, un niño alemán y dos cadáveres sin identificar- y otras 83 personas heridas. Después de que el mismo lunes, un portavoz del Gobierno palestino de Hamás condenase los atentados, ayer fue el propio primer ministro, Ismail Haniya, quien los calificó de «ataque criminal contra inocentes» y transmitió sus condolencias al Gobierno egipcio y familiares de las víctimas. Esta condena fue calificada de «primicia» por el ministro de Exteriores francés, P hilippe Douste-Blazy. «Es un elemento de política exterior de vital importancia», afirmó. La semana pasada, Hamás causó indignación al justificar como «acto legítimo de autodefensa» el atentado suicida en Tel Aviv que causó nueve muertos. La primera versión oficial dice que los explosivos fueron activados por control remoto, pero el director del hospital de Dahab, Mohamed Huseín, explicó que tres de los cuerpos, de rasgos árabes, están despedazados, y no descartó que pueda tratarse de suicidas. Las tres cabezas y varias extremidades sin identificar serán trasladadas a El Cairo para realizar los análisis de ADN. Huseín añadió que por sus rasgos no se trata de beduinos del Sinaí, sino «egipcios de fuera de la península». Un responsable de la seguri-dad dijo bajo anonimato que al menos dos kamikazes estaban involucrados en los ataques. Como en la guerra «Era como en la guerra. Yo jamás había visto algo semejante, había sangre por todas partes. Un niño murió en mis brazos», narra aún temblando Michael Hartlich, un médico alemán que fue testigo de los atentados. Ayer todavía se veían rastros del triple atentado. Las moscas zumbaban sobre los charcos de sangre ya seca. Las vitrinas de los comercios fueron despedazadas por las deflagraciones. Para los testigos, el recuerdo todavía es muy doloroso. «Las sirenas comenzaron a funcionar. La gente corría en todos los sentidos. La policía y los bomberos llegaron. Parecía un caos organizado. Había personas que recogían restos humanos. Era una locura», afirma Paul McBeath, un instructor de buceo de 42 años. Este escocés instalado en Dahab desde hace cuatro años asegura que su amigo fue proyectado por la onda expansiva de una de las tres explosiones de su comercio hasta la playa cercana. «Vi numerosos cadáveres, numerosos heridos, un gran caos. Había una enorme destrucción», dijo Ibrahim Sadik, de 32 años, propietario de un café con Internet. «Es la tercera vez que esto ocurre en el Sinaí. Creo que es obra de (Osama) Bin Laden», afirma un comerciante egipcio de Dahab refiriéndose al jefe de la red terrorista de Al Qaida, sobre la que recaen todas las sospechas. Javier Rodriguez y Rocio Duenas se encontraban en el hotel Cristina, en la localidad egipcia de Dahab, cuando escucharon las explosiones que acabaron con la vida de 23 personas y otras 80 resultaron heridas. «Estábamos tan solo a 800 metros del lugar, las dos primeras no sonaron muy fuerte pero con la última lo tuvimos claro». Esta pareja española decidió como otros tantos jóvenes viajar a Dahab, en la península del Sinaí, «porque es un lugar popular y alternativo que atrae a mucha gente». Al asomarse a la ventana y ver a la gente correr, de un lado a otro, decidieron refugiarse en el hotel. Ayer estos jóvenes salieron por primera vez y pudieron comprobar como los habitantes, en una muestra de solidaridad con las victimas, dedicaron la mañana a recoger restos humanos entre los escombros. Otros, sin embargo, trataban simplemente de continuar con su vida cotidiana y abrían las puertas de sus restaurantes al público. «Ves a la gente que comienza a hacer su vida normal mientras otros permanecen en un auténtico estado de shock y esa mezcla de sentimientos es totalmente surrealista», aseguraba Rodriguez. Con lo presenciado estos días la pareja afirmaba que «los atentados de Madrid nos han pillado fuertes pero el terror parece que nos sigue». Como esta pareja han sido muchos los turistas afectados por el atentado. Mientras que la mayoría ha optado por marcharse cuanto antes, otros aseguran no encontrar las fuerzas para enfrentarse al gran numero de puestos de control levantados por los servicios de seguridad egipcios y desplegados por todo el país. Ayer en esta ciudad decenas de trabajadores salieron a las calles para pedir a los turistas que no abandonasen la zona, asegurándoles que ellos no tienen nada que ver con lo sucedido. El atentado de Dahab es el tercero de una cadenas de ataques que comenzó en el 2004 contra objetivos turísticos en la península del Sinaí.

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